República Dominicana versus Haití: ¿vencedor?

República Dominicana versus Haití: ¿vencedor?

LUIS GONZÁLEZ
Jared Diamond, profesor de geografía en la Universidad de California, ganador del Pulitzer por su libro «Armas, gérmenes y acero», publicó el pasado año un libro titulado Colapso. Es una impresionante obra, donde trata de explicar, por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen. Aunque usted no lo crea, en uno de los capítulos, presenta el singular caso del mundo, donde una isla es compartida por dos pueblos diferentes, con culturas diferentes.

Uno vencido y otro vencedor. Uno es Haití, el otro República Dominicana. La primera oración de ese capítulo, genera muchas interrogantes y reflexiones. «Para cualquiera que esté interesado en comprender los problemas del mundo actual, constituye un espectacular desafío entender la frontera de 193 kilómetros existente entre la República Dominicana y Haití…». ¿Por qué el autor hace una aseveración de tal magnitud? Porque, después de hacer un breve análisis histórico de ambos países, llega a la conclusión de que el éxito de uno y el fracaso de otro, se debe a la relación que han tenido sus habitantes con el entorno. Como los principales problemas globales tienen su origen en esa relación, o sea, son ecológicos y medio-ambientales, estos dos países son el mejor ejemplo para explicar su teoría. Mientras Haití sólo tiene el 1% de su territorio cubierto de bosques, la República Dominicana, el 28%. El carbón vegetal es el combustible que usa la mayoría de los haitianos para cocinar. El doctor Manuel Núñez en su libro «El ocaso de la nación dominicana», lo explica con más detalles. El haitiano es un depredador del medio ambiente, el dominicano no tanto. Las autoridades haitianas nunca han tenido políticas encaminadas a preservar su entorno natural, las dominicanas, sí, sobre todo en los gobiernos de Joaquín Balaguer. República Dominicana es presentado como vencedor y eso nos debe servir de estímulo, aun haya sido con respecto a Haití. Si hemos sido reconocidos y presentados al mundo, por un experto en biogeografía, como un modelo hasta cierto punto exitoso, nuestro deber es profundizar ese modelo. Tenemos una Secretaría de Estado de Medio Ambiente, tenemos la Ley 202-04 de Áreas Protegidas. Tenemos autoridades e instituciones para respetar y hacer cumplir las leyes, para proponer planes encaminados a enseñar a cada dominicano cómo debe ser su relación con su entorno. Cada ciudadano dominicano, no sólo debe asumir su cuota de responsabilidad sembrando un árbol, sino ser un vigilante de las autoridades, para que preserven nuestros recursos naturales. El autor termina el capítulo recomendando un entendimiento entre dominicanos y haitianos, para que enfrenten mancomunadamente el problema. Sensata la propuesta, recuerden que un problema ambiental que se genere en África, nos puede afectar, ni hablar si se genera en nuestra isla, a nuestra vera. Propongo un plan binacional de reforestación a realizarse en los próximos diez años. Un estímulo y fuente de empleos para los haitianos podría ser pagarles por sembrarlos y protegerlos. Dotarlos de estufas de gas para que dejen de quemar árboles. La comunidad internacional, Francia, EE.UU., Canadá, podrían colaborar. Es un problema de todos, un problema de la Agenda Global, no sólo por Haití, sino porque este puede ser un experimento para comenzar a enfrentar un problema de alcance planetario, que es el cambio climático. La reciente visita del presidente haitiano, René Preval, al presidente Leonel Fernández, envía un claro mensaje: existe voluntad política. Aprovechemos esta favorable coyuntura, la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, tienen la mayor responsabilidad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas