¿República PPH?

¿República PPH?

POR UEL E. GÓMEZ PIETERZ
Lo único que «queda por hacer» al «perredeismopepehachista» populista para tragarse la República «in continenti», es cambiarle el nombre.  Para que en lo sucesivo ésta su heredad política se identifique en el mapamundi como República PPH.

¿Y por que no?, pensarán estos insaciables devoradores de nación.  Si en cuatro años apenas, hemos logrado la apoteosis de la ignorancia, la perversidad y la mentira, elevándolas a la condición de deidades dignas de culto, para subvertirlo todo y hundir el país en rampante estado de naturaleza en que la ley suprema sea la del más fuerte, y los más fuertes sean «los que se fajaron».  Y el capricho de esos fuertes defina el destino de la propiedad ajena.  Porque en esta heredad nuestra no existe lo ajeno; porque lo ajeno es lo nuestro transitoriamente en otras manos. Palabra de PPH.

Y eso, lo hemos logrado con audacia; entre anécdotas burlas y sonrisas.  Sin respuesta alguna de clase dirigente.  Porque los ricos de este país creen que su cobarde «prudencia» particularista, los inmuniza del daño de la catástrofe colectiva.  Palabra de PPH.

La ignorancia y el sentimiento mágico, van de la mano.  El sentimiento y la actitud mágica, inducen a creer que todo es posible.  En la región de la  magia no rige la lógica ni la ley de causa-efecto.  Sólo la voluntad del mago decide lo posible.  El saber del mago nace de su propia voluntad y de la ignorancia de la realidad y sus leyes.  Verdad y mentira, tienen en la mentalidad mágica idéntica valoración, son ambivalentes e intercambiables, porque nada tienen que ver con la realidad.  Lo real es cuanto conviene a los espurios intereses y desmedidas ambiciones del partido.

Los sectarios del «perredeismopepehachista» populista explican su errático y angustiante desempeño en el gobierno, mediante el consistente conjunto de mentiras y sofismas que constituye su «historia oficial», en la cual lo irreal es lo real, la mentira es la verdad, lo falso es lo verdadero y el hecho concreto a la vista de todos, no es sino vana ilusión o engañoso espejismo.  Así, por obra de un mágico contorsionismo el Presidente de la República se sienta en sus propias piernas cuando pretende atribuir a cusas extrañas lo que él mismo, voluntariamente movido por su interés político, ha provocado.  Ahí queda como histórico e imperecedero testimonio la abominable conspiración Baninter.  Con la deliberada destrucción de ese gran grupo económico, además de la artera apropiación de sus cuantiosos bienes y activos, se ha pretendido atribuirle responsabilidad única, por la crisis sin precedente gestada y desatada por la ignorancia, la incapacidad, la torpeza y, sobre todo, la corrupción galopante vigente en la gestión política y administrativa del propio gobierno.

Destruido el grupo Baninter, desguasado sus bienes y críticamente contaminado todo el sistema bancario por el torpe manejo del daño que las propias autoridades insensatamente causaran; esas autoridades se ufanan en declarar con el mayor descaro y olímpica desvergüenza, que su manejo (desastroso) de la situación ha evitado un gran desastre económico.  Que existe; pero ellos niegan que exista.  Como también niegan que haya crisis hospitalaria; que niños y adultos mueran por falta de medicamentos; que recién nacidos prematuros perezcan por falta de suministro de electricidad a las incubadoras.  Que haya que efectuar cirugía de emergencia iluminados con velas.  Que son unos «babosos» quienes dicen que hay escasez de combustibles.  Que la crisis energética no tiene solución y que no son responsables de «ese muerto».  Y a pesar de que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo afirma que en este cuatrienio, el número de pobres se ha incrementado en más de un millón y de que como caso único en toda América Latina nuestro Producto Bruto decrecerá, el Presidente saliente se ufana ¡de haber cumplido todas sus promesas de campaña!; hechas bajo el lema de «trabajar para la gente con rostro humano».

A pesar del rotundo fracaso de su gobierno, el pepehachista Presidente cree haber realizado un gobierno «pleno» de realizaciones, y que si perdió las elecciones, no fue por su pésimo desempeño, sino ¡por la ingratitud del pueblo!  El último discurso de Hipólito Mejía, tiene al menos la utilidad de presentarnos en una sola pieza toda la mendacidad, deformación de hechos y realidades, y malvada intención de la «historia oficial».  Pero es la interesada versión de lo que aquí ha ocurrido, que ha circulado internacionalmente.  La redacción, publicación y divulgación de la «historia real», debe pues, ser tarea prioritaria del nuevo gobierno.

Si roto el equilibrio de la biodiversidad, las estrellas de mar proliferan y devoran sin control los bancos de coral y se tragan islas enteras; en forma semejante los «pepehachistas», en su «ir p»afuera», se están tragando a su antojo y capricho valiosos bienes públicos, inclusive en áreas geográficas protegidas.  Lo cual impone al nuevo mandatario la tarea adicional de proteger la Nación Dominicana de la voracidad de esta nueva especie de «políticos-estrella de mar».  Que además han comenzado a alterar sin el necesario tiempo legitimante, y  contrariando la tradición y la historia, la toponimia geográfica y de las obras públicas importantes, designándolas con nombres de «compañeros» del partido.

Novedosa fórmula para documentar mentalmente la posesión simbólica de la república y subliminalmente fijar en la gente la idea de que aquella es heredad del partido.

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