WASHINGTON.-Los republicanos en el Congreso monitorean constantemente los tuits de Donald Trump, analizan cada una de sus declaraciones y se preparan para posibles controversias cada vez que da una entrevista, pero dicen al mismo tiempo que se están acostumbrando a esperar lo inesperado del nuevo presidente estadounidense y que están aprendiendo a aceptar su estilo errático, aun cuando sus pronunciamientos incitan divisiones o socavan objetivos de los mismos republicanos.
Es así como en el alba de la era Trump, los republicanos más optimistas en el Congreso creen que podrán trabajar bien con el nuevo mandatario a fin de implementar políticas positivas en momentos de divisiones agrias.
El Partido Republicano ahora controla la presidencia y ambas cámaras del Congreso y la cúpula del partido sabe que la ciudadanía espera resultados. “Esto es lo que quiere el pueblo estadounidense, es algo refrescante”, dijo el líder de la mayoría republicana en el Congreso, Kevin McCarthy. “Estaremos trabajando juntos, la cámara baja con Trump. Tenemos las mismas prioridades”.
Muchos congresistas republicanos fueron renuentes a respaldar la candidatura de Trump y perduran algunas de esas inquietudes.
Varios de ellos están inquietos por algunas de las políticas internacionales del presidente, como por ejemplo su escepticismo hacia la OTAN. Otros se hallan desorientados por la tendencia de Trump de dar una opinión un día y la opinión contraria al día siguiente. Eso pasó recientemente en los temas del sistema de salud y de los impuestos, asuntos que el Congreso prometió reformar en la campaña.
En entrevistas recientes, Trump se pronunció a favor de un sistema de seguro médico para todos y arrojó dudas sobre un pilar de la política impositiva de los republicanos, aunque en entrevistas subsiguientes flexibilizó sus comentarios.
El representante Mark Sanford, de South Carolina, quien fue gobernador de su estado durante ocho años antes de ser elegido al Congreso, advirtió que un jefe de Estado debe asumir posiciones y saber defenderlas.