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WASHINGTON. AP. Los republicanos le quitaron a los demócratas el gobierno de Virginia ayer al recibir el voto de los electores independientes, una señal preocupante para el presidente Barack Obama y su partido antes de los comicios de mitad de período el año próximo.
Por otro lado, las encuestas a boca de urna mostraban que el impopular gobernador demócrata Jon Corzine estaba enfrascado en una contienda cerrada en Nueva Jersey, donde los independientes estaban favoreciendo a su rival republicano.
El triunfo de Bob McDonnell en Virginia sobre el demócrata R. Creigh Deeds fue una victoria para un Partido Republicano que busca reconstruirse tras perder las elecciones en el 2006 y el 2008. También fue un revés para la Casa Blanca en un estado que formó parte crucial de la victoria electoral de Obama hace sólo un año. El presidente hizo campaña personalmente en favor de Deeds y también de Corzine, lo que volvió más significativo el resultado de unas elecciones de relativo interés nacional. Los primeros resultados en Virginia indicaban que McDonnell ganaba por un margen de 2 a 1 y se imponía en suburbios de Washington como los condados de Loudoun y Prince William, tradicionales bastiones republicanos que Obama se había llevado hace un año al convencer a los votantes independientes. Los demócratas habían logrado grandes victorias en Virginia en el 2006 y el 2008, mientras que Nueva Jersey es uno de los estados que consideran seguros de su lado. Sin embargo, entrevistas con votantes en ambos estados mostraron que los demócratas tienen razones para preocuparse.
Con más de diez puntos
Los primeros resultados avanzados por la cadena de televisión CNN, con el 40 por ciento de los votos escrutados, pronostican que McDonnell podría aventajar a su rival Deeds por más de diez puntos.
Durante la campaña, McDonnell, que está considerado como un conservador muy conservador, ha evitado ahondar en temas sociales como el aborto y se ha concentrado en la situación económica del estado. La estrategia le ha dado resultado.
Deeds, por su parte, es considerado un político de izquierda, algo no muy bien visto en un estado tradicionalmente conservador como Virginia, y no ha conseguido en toda la campaña sacudirse este estigma.
La victoria republicana llega después de que el estado votara mayoritariamente, por primera vez desde 1964, a un presidente demócrata en noviembre del año pasado.
