WASHINGTON (AP) Los representantes republicanos rechazaron el martes su propia propuesta de incrementar en 2,4 billones de dólares el límite de endeudamiento del país, una táctica política para reforzar la exigencia de que el crédito al gobierno vaya acompañado de un recorte de gastos.
La votación fue abrumadora hacia un lado: 318 votos en contra y sólo 97 a favor. Los representantes demócratas acusaron al Partido Republicano de demagogia política, en tanto que el gobierno del presidente Barack Obama maniobraba para mantenerse imparcial y no ofender a la mayoría republicana.
El debate fue breve, en ocasiones apasionado, en momentos en que el gobierno y legisladores clave prosiguen las negociaciones privadas sobre los recortes al déficit que exigen los republicanos.
La iniciativa «puede y debe fracasar», dijo el representante republicano Dave Camp, presidente de la Comisión de Medios y Arbitrios, quien señaló que él había colaborado en la redacción de todas las medidas que ahora criticaba. «Considero un éxito el rechazo a un incremento incondicional, porque se envía un mensaje claro y crítico de que el Congreso finalmente ha reconocido que debemos comenzar de inmediato a frenar el gusto de Estados Unidos por el gasto deficitario», dijo.
Sin embargo, el representante demócrata Sander Levin acusó a los republicanos de recurrir a un «ardid tan flagrante que han tenido que pasar la semana pasada rogándole a Wall Street que no lo tomara en serio y se pusiera en riesgo nuestra recuperación económica».
Levin y otros demócratas agregaron que los republicanos intentan desviar la atención de su controvertido plan de convertir el Medicare el programa gubernamental de gastos médicos para los adultos mayores en un programa en que los ancianos compren coberturas de seguros privados.
La sesión tuvo lugar casi dos meses antes de la fecha que recomendó el secretario del Tesoro, Tim Geithner, para que esté listo el incremento al límite de la deuda.
Si no se adopta medida alguna para el 2 de agosto, advirtió Geithner, el gobierno podría suspender los pagos de sus obligaciones y se correría el peligro de una agitación que podría hundir al país en otra recesión o incluso en una depresión económica.