WASHINGTON. AFP. La determinación del Partido Republicano, reciente vencedor de las elecciones legislativas, de disminuir el déficit presupuestal de Estados Unidos, será rápidamente puesta a prueba en los hechos y podría llevar a la paralización temporal de ciertas actividades del gobierno.
Contrariamente a una creencia extendida, el gobierno estadounidense no puede ordenar gastos a su antojo. Como cualquier operador de una cuenta bancaria, Washington tiene un límite para operar en descubierto.
Pero en lugar de solicitar una ampliación a su banco, los presidentes norteamericanos deben demandar un permiso del Congreso de la nación.
Un ejercicio ordinario que esta vez podría transformarse en un asunto delicado para el presidente demócrata Barack Obama.