Repudiada por muchos,
aplaudida por otros

Repudiada por muchos, <BR>aplaudida por otros

En pocos días la nación estrenará una flamante Constitución, que ha sido centro de controversias de las más disímiles facetas, debido a que muchos sectores no se sintieron complacidos, y otros, por que fue elaborada con una orientación centralizadora para otorgarle más hegemonía al Poder Ejecutivo.

Sin embargo, la domesticada Asamblea Nacional Revisora supo complacer los designios de quien elaboró el borrador de la oferta constitucional, que si bien sufrió numerosas modificaciones en el calor de los debates, de las quejas y de las protestas en general, mantuvo el rumbo básico de los objetivos perseguidos para arribar a su aprobación final.

El controvertido texto constituye un interesante ejercicio democrático con todos los defectos de la imperfecta democracia por los variados tipos de marrullas exhibidas en el seno de la asamblea. No faltaron los asambleístas que votaban en ausencia, que para contentarlos se les extendió su período a seis años, y cuando demostraban cierta rebeldía y rompían el quórum de los trabajos, el poder encontraba la forma de llevarlos al redil. Domesticándolos los retuvo hasta que se aprobara en segunda lectura el último artículo.

Fueron muy pocos los asambleístas que mantuvieron una línea de acción de participación proactiva y edificante, ya que muchos en sus intervenciones demostraron su ignorancia, siendo presas de quienes, más capacitados, dominaron el escenario y dar la cara por sus tímidos compañeros.

La actuación, tipo rebaño de una buena parte de los legisladores, sirvió de estímulo para que las protestas de casi todos los sectores de la sociedad civil se manifestaran en contra del texto constitucional. Tal reacción no se había producido antes en el país y hasta esas legislaciones pasaban desapercibidas para el grueso de la población, que ahora es parte interesada en conocer si realmente la nueva Carta Magna nos favorecerá a todos.

Anteriormente, el conocimiento de los textos constitucionales no recibían la atención que ha tenido este, en don de la existencia de tantos medios de comunicación le llevó al país en directo aquellas sesiones iniciales, que fueron maratónicas, por el afán de figureo de los asambleístas que querían dejarse ver en sus provincias en afanosas intervenciones insulsas y llenas de expresiones baladíes para que los vieran trabajando.

De todas maneras, el país estrenará en pocos días su nueva Constitución, que tiene sus logros pero también sus fallos. Ojalá que por lo menos el pueblo estuviera más interesado en conocer al detalle lo que es un texto constitucional que ahora contienen en su extenso articulado consideraciones valiosas para una mejor sociedad en donde se reorientaría y se rescatarían los valores perdidos de las actuales generaciones.

Los asambleístas, en su intensa labor de revisar el texto sometido por el Poder Ejecutivo, se han dado a conocer de frente al país con lo que el descrédito de la clase política por sus barrilitos, sueldos de lujo, generosas exoneraciones, etcétera, se acentuó en el sentir y conciencia nacional por lo que la mala fama predomina en todos los ambientes. Con la clásica conformidad criolla se acepta esa conducta de los políticos, y pese a su mal ver, lograron evacuar un texto constitucional que serviría para asentar las bases de una mejor nación.

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