Requiebro a Hugh Thomas

Requiebro a Hugh Thomas

Ubi Rivas.

El eximio historiador británico Hugh Thomas, cultor como ningún paisano suyo del hispanismo, se desvaneció material el día siete de mayo en su residencia londinense, 85 años, y con su éxodo escarpado hacia las regiones ignotas, perdemos los hispanoparlantes a su más señalado cronista.
En la lengua castellana, solo el inmenso Germán Arciniegas compite en su estilo grandioso con este lord de la palabra y antropólogo en desentrañar las reconditeces y los vericuetos de las referencias, para uncirlas en frases y tornarlas, como un reputado joyero suizo, en las cadencias descriptivas de la historia.
Sus textos singulares, El Imperio Español, Planeta 2004, octava edición, resulta un estudio acucioso alusivo al apogeo y perigeo del hegemonismo ibérico, un monumento en prosa de la singladura histórica española, guardando sin una pausa, la prosa bellísima que nos prendó para siempre el colombiano universal Germán Arciniegas en su regia Biografía del Caribe.
Hugh Thomas empezó a cautivarnos a los hispanos cuando en 1974, Grijalbo editó en tres tomos la historia de la Revolución Cubana, la más completa reseña de la odisea del comandante Fidel Castro de establecer la única sociedad comunista del continente americano, superando por mucho la escrita por Tad Szulc, Fidel, Un estudio crítico, Grijalbo, 1987, segunda edición,
La Guerra Civil Española, el más pormenorizado y ecuánime estudio del desgarramiento de la sociedad española (1936-39), texto que he extraviado del resto de mi biblioteca que no he obsequiado, texto obligatorio.
Hugh Thomas describe, pionero, el inicio de la guerra fría que arranca post II Guerra Mundial, intitulado Paz Armada, Grijalbo, 1986.
La pasión hispanista de Huh Thomas, fundida en Clío, su rerum humanarum (gran educación), son prendas emocionales inseparables de vivencias gratísimas y perennales.

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