En el trepidar como nunca de la cainita aventada por el premier israelí Benjamín Netanyahu contra los palestinos, rindió tributo a la madre tierra, este 28 de septiembre, 93 años, el eximio estadista hebreo Shimon Peres, y reconociendo sus ciclópeos esfuerzos por soldar la paz con sus hermanos de padre los palestinos, este servidor se inclina reverente y respetuoso, ante esta disyuntiva inexorable del vivir.
Con el éxodo, esta vez escarpado a las regiones ignotas de Shimon Peres, el Estado de Israel pierde al último de sus epónimos fundadores, que inició la lucha por construir el hogar nacional hebreo en Palestina formando filas en la Haganá, rechazando el extremismo y la cainita ciega y aberrante contra los palestinos.
Ese postulado enalteciente de Shimon Peres lo condujo a formalizar los Acuerdos de Oslo en 1994 en Washington, D. C. siendo ministro de Exteriores, junto al premier Yitzak Rabín, que le costó posterior la vida, formalizado con el rais Yasser Arafat, con el padrinazgo del presidente Bill Clinton, acuerdo que derivó en fallido por la tozudez del halcón premier Netanyau de colonizar Cisjordania y el Este de Jerusalén, territorios palestinos reconocidos por las Naciones Unidas y la comunidad internacional, tranque y estancamiento de los acercamientos israelíes-palestinos.
Tranque en que el poder del lobby norteamericano israelí ha resultado superior al de los presidentes de la potencia más poderosa de la historia, genuflexa ante el oro judío de Wall Street, que impide fundar el Estado Palestino, convicción de Peres para formalizar la paz definitiva con los palestinos.
Primer Ministro (1984-86 y 1995-96), Jefe de Estado (presidente) entre 2004-07, ministro de Finanzas, Transporte, Exteriores, Shimon Peres demostró fehaciente su gran talento, aportando lo mejor a su país. Paz a sus restos. Honor a su memoria.