Resalta el optimismo de Hipólito Mejía

Resalta el optimismo de Hipólito Mejía

A dos semanas de las elecciones resalta el persistente optimismo del presidente Hipólito Mejía que mantiene vivas las expectativas y esperanzas de los perredeistas a pesar de que las encuestas más reconocidas lo ratifican en un lejano segundo lugar y otorgan el triunfo en primera vuelta al doctor Leonel Fernández.

La última encuesta publicada esta semana, la de Hamilton & Beatiie para HOY, ratifica las proporciones de los dos competidores punteros, y la tendencia a la bipolaridad, con un Eduardo Estrella perdiendo terreno, hasta el punto que no faltan quienes consideren que debería retirarse del certamen.

Por su parte el expresidente Fernández y muchos dirigentes de su Partido de la Liberación Dominicana (PLD), están cada vez más convencidos de que retornan al Palacio Nacional en agosto próximo, aunque mantienen dudas sobre “lo que pueda tener reservado el Proyecto Presidencial Hipólito ante su inminente derrota”.

[b]Hamilton ratifica tendencia[/b]

La encuesta de la reputada firma norteamericana Hamilton & Beattie publicada el jueves 29 por HOY no hizo otra cosa que ratificar la inclinación del electorado a favor de la candidatura presidencial de Leonel Fernández y Rafael Alburquerque, situándose cerca del promedio que han marcado las investigaciones del mercado electoral en este año.

El 54 por ciento de los encuestados manifestó su intención de votar por el binomio del PLD, el 27 por ciento por el del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que integran Hipólito Mejía y Rafael Suberví Bonilla, y el 14 por ciento por la fórmula Eduardo Estrella-José Hazim, del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).

En relación a la anterior encuesta de la misma firma, publicada un mes antes, Estrella cayó en 3 por ciento y los indecisos bajaron en 1 por ciento. Esos cuatro puntos se les sumaron en partes iguales a los dos punteros.

Los resultados de Hamilton para HOY son casi idénticos a los registrados por la encuesta de Gallup Dominicana para El Diario Libre, publicados el 21 de abril pasado, que otorgaban 54.8 por ciento a Fernández, 27.1 a Mejía y 14.4 a Estrella.

Si se promedian los resultados de las 6 encuestas realizadas entre enero y abril, dos por cada una de las tres firmas más acreditadas en el género en el país, (Hamilton, Gallup y Penn Schoen) el candidato peledeista obtiene 58.6 por ciento, 20.9 el perredeista, y 15.4 el reformista. El promedio de las 4 realizadas entre marzo y abril se acerca a las de las dos últimas: con 55.9 por ciento, 24.5 y 15.3, respectivamente.

Reaccionando como lo hacía el PLD en el pasado, frente a sondeos que le eran adversos, el presidente Mejía se remitió al 16 de mayo próximo proclamando que ese día será “la gran encuesta”.

En cambio se refugió en el balance del Centro Dominicano de Estudios y Mercadeos Social (CEDEMERS), que ha hecho numerosos sondeos para funcionarios gubernamentales, que arroja una estrecha diferencia de 5 puntos, con Leonel Fernández en 42.8 por ciento, Hipólito Mejía en 37, y Eduardo Estrella con 16.6 por ciento.

[b]Un fajador incansable[/b]

Para periodistas de Telesistema y Teleantillas que lo visitaron esta semana en su despacho del Palacio Nacional a fin de coordinar unas entrevistas, el agrónomo Mejía resultó una sorpresa. Los recibió con un optimismo desbordante, que evidentemente contamina su entorno político y convence de que lo del 16 de mayo no será más que un capítulo de la lucha electoral que culminaría después en segunda vuelta.

Rondaba el mediodía y Mejía lucía relajado, con el rostro fresco y buen ánimo, apostando a que el 14 de mayo adelanta el resultado de los comicios y el 17 se presenta para ser entrevistado en la televisión.

Una cosa queda clara y nítida de la conversación que se extendería por una media hora: el candidato perredeista no se deja arredrar ni amilanar por los resultados de las encuestas y los vaticinios de los analistas políticos, y sigue realizando numerosos actos cada día. El fin de semana pasado se movió por el Este, el Sur y el Norte del país, en sólo dos días. En algunas jornadas ha realizado hasta 20 actos políticos, y a casi todos llega en el tiempo anunciado.

Impresiona el espíritu de lucha del aspirante a la reelección en circunstancias económicas tan adversas como las que ha confrontado en el último año y medio y que habrían hecho desistir de una campaña electoral a la inmensa mayoría de los políticos.

No faltan quienes consideren que el mandatario vive alienado de la realidad, prisionero de datos y encuestas que le doran sus seguidores más empeñados en mantenerse en el poder.

Hipólito Mejía recibió el gobierno en agosto del 2000 con tendencias a la desestabilización, fruto del desbordamiento del gasto y el endeudamiento interno y del alza del costo del petróleo que ya se cotizaba sobre 30 dólares el barril. Por todo el actual período de gobierno el hidrocarburo se ha mantenido en precio promedio de 28 dólares el barril.

A ello se sumó la desaceleración que afectó la economía de Estados Unidos, Europa y Japón, luego las consecuencias negativas sobre el turismo y las zonas francas derivadas del terrorismo internacional, y finalmente la quiebra en el 2003 de tres bancos por un monto superior al presupuesto nacional.

Sólo el desbordado optimismo de Hipólito Mejía lo llevó a lanzarse a la búsqueda de una reelección, justamente cuando la nación caía en su más profunda crisis económica de los últimos 13 años, en la cual el poder adquisitivo de la mayoría de la población se ha reducido a la mitad, por efectos de una devaluación superior al 150 por ciento y una inflación sobre el 60 por ciento en los últimos 15 meses.

Por ese acendrado optimismo, Mejía y su equipo parecen haber sobrevaluado las posibilidades del poder, del uso de los recursos del Estado para crear expectativas y generar adhesiones en la recta final de la campaña electoral, lo que a consideración de algunos analistas sociales está en revisión en la dinámica social dominicana.

Persistentemente se estima que a Balaguer le dio frutos la repartición de las campañas electorales. Pero se ignora que el caudillo no requirió nunca la mitad de los votos para reelegirse. Le fue suficiente el 35 por ciento en 1990 y el 42 cuatro años después, además de los respectivos fraudes electorales que cada vez son más difíciles de materializar.

[b]El voto duro del RD[/b]

Otro espejismo en que caen los perredeístas es el del voto duro del partido blanco.

Llegan a creer que forman parte del mismo el total de un millón 700 mil que dicen tener en un padrón.

Entre esos hay cientos de miles inscritos en más de un partido, que forman parte del círculo de los “buscavida” y otros tantos que dieron su nombre por simpatía o amistad con un precandidato, sin sentirse militantes del partido. Los hay también que fueron miembros reales, pero se disgustaron y siguen en los listados porque no hay forma de actualizarlos.

Es cierto que el PRD ha sido el partido de mayor tradición, y el de más prolongada vigencia en la historia nacional, si se tiene en cuenta que fue fundado en La Habana, en 1939 y que se instaló en el país en 1961.

Pero ocurre que la mística perredeista fue forjada sobre dos grandes liderazgos que ya no tiene: los del profesor Juan Bosch y el doctor José Francisco Peña Gómez, quienes le dieron un contenido doctrinario y un discurso político que está en proceso de desaparición. También en las leyendas del gobierno democrático de 1963 derrocado a los 7 meses, en la revolución constitucionalista y la lucha contra la invasor extranjero, y en la resistencia a la cuasi dictadura de Balaguer en los 12 años.

Más aún, lo que se somete a prueba este 16 de mayo es el reeleccionismo, del que abominaron los líderes perredeístas tras la llegada de Hipólito Mejía al poder, quien pasó más de 2 años y medio dando su palabra de que no traicionaría ese “principio partidario”.

El total del padrón nacional de electores está conformado por 5 millones 20 mil personas. Si vota el 75 por ciento que lo hizo en el 2000, los sufragios serían 3 millones 765 mil. El 27 por ciento que le atribuye la última encuesta Gallup equivaldría a 1 millón 16 mil 550 votos, lo que podría integrar la franja del “voto duro” perredeísta.

Otra forma de visualizar el “voto duro” perredeísta es dando un vistazo a los resultados de los comicios de 1990, cuando el partido se dividió entre peñagomistas y majlutistas. Con el líder Peña Gómez de candidato el partido blanco apenas consiguió el 23 por ciento del sufragio, para un total de 444 mil 56, de un total de 1 millón 934 mil 533 votos válidos.

En los últimos comicios presidenciales, los del 2000, el partido blanco obtuvo 1 millón 432 mil 548 de los 3 millones 194 mil 816 votos válidos, para un 44 por ciento. Sus aliados le aportaron otro 5 por ciento.

[b]Fernández y Estrella[/b]

De los candidatos. Leonel Fernández es quien luce más cómodo en la recta final de la carrera. Se afirma que el Comité Político le ha encarecido que no se deje arrastrar al lenguaje ofensivo del presidente Mejía ni a confrontación alguna. El mismo dijo esta semana que corre suave.

Sin embargo, no deja de expresar su preocupación sobre si el PPH-PRD está preparado para una derrota electoral.

El candidato peledeísta se ha expuesto poco hasta a los cuestionamientos de los programas de televisión. Fue esta semana cuando apareció después de muchos meses en uno de ellos, el especial de Teleantillas y Telesistema para conocer “La propuesta de los candidatos”.

Eduardo Estrella no ha tenido fortuna, pues los primeros pelos en su sancocho se los lanzaron sus propios compañeros de partido, y no ha podido controlarlos. El tiempo se le viene encima y por lo indicado en las encuestas y la percepción de los analistas, sería sacrificado en el altar de la bipolaridad. No faltan quienes le recomienden que se retire antes de que el 14 por ciento de la última encuesta Hamilton se le reduzca aún más.

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