Resalta valor de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria

 Resalta valor de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria

Ante las actuales circunstancias, como nunca antes, debemos volver la mirada al modo de conducta, al espíritu emprendedor, al esforzado trabajo y sentido de frugalidad, ahorro y perseverancia que animaba a aquellos capitanes de empresa, quienes junto a sus abnegados empleados de comercio, dieron origen a nuestra Cámara

Durante el año 2008 se ha verificado a nivel global la mayor crisis financiera y económica desde la Segunda Guerra Mundial.  Tan sólo equiparable con los devastadores efectos del crack de 1929, que ocasionó la Gran Depresión de los años treinta, frente a la cual tanto España como República Dominicana no fueron inmunes. Registrándose, tras la debacle económica internacional, las caídas de los gobiernos de Primo de Rivera y Horacio Vásquez.

Pese a la incertidumbre y la volatilidad del momento económico, junto a los grandes retos y desafíos que hemos tenido que afrontar, nos satisface informar a esta representativa Asamblea, que en la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria, lejos de retroceder, hemos avanzado, como lo atestiguan las memorias que hoy colocamos en sus manos. Esto equivale a decir que nuestra Cámara marcha bien.

Sin menospreciar en lo absoluto la gravedad del entorno económico mundial, ni las nocivas consecuencias provocadas por el efecto rebote para las pequeñas economías, tenemos la plena convicción que durante el 2009 el país saldrá adelante de esta dura prueba. Y que en el 2010 será capaz de recuperar la senda gradual del crecimiento económico sostenido, consolidándose como un mercado seguro para la inversión. Para todo ello hay que tomar decisiones coherentes, acertadas y sensatas, fruto del diálogo y la concertación, que aumenten los niveles de competitividad de los sectores productivos. De modo que podamos aprovechar ventajosamente los múltiples tratados de libre comercio suscritos al presente.

Asimismo, se requiere fortalecer el grado de desarrollo institucional con miras a apuntalar en la comunidad nacional la confianza en el ejercicio de la libre empresa y la economía de mercado. Sobre todo cuando los valores éticos y principios democráticos que sustentan el sistema capitalista impongan correctivos para limitar la codicia, y modificar la cultura del exceso, la ostentación  y el desperdicio. Dando paso a políticas de compensación social que respondan a los graves desajustes que registramos, procurando el bien común y el desarrollo sustentable, en armonía con la reducción de la pobreza, la superación de las asimetrías sociales y la urgente preservación del medio ambiente.

Compartimos pues el optimismo de aquellos que apuestan a que nuestro país tendrá un buen desempeño a mediano y largo plazo, manteniendo su estabilidad macroeconómica y cambiaria, cuidando de preservar la solidez del marco regulatorio de su sistema bancario y financiero.  De modo que los devastadores embates de la crisis internacional, si bien se sentirán con fuerza en algunos renglones de nuestra economía, como son las remesas, el turismo y las exportaciones, no la arrastrarán a niveles recesivos. Los analistas estiman que sólo lograrán desacelerarla, ubicándose el crecimiento del PIB entre el 2% y el 3%, cuyo comportamiento desde hace años lo ha colocado entre los mayores de Iberoamérica.

Resulta oportuno resaltar que durante el presente año conmemoramos el 85° aniversario de la fundación de esta institución corporativa. Lo que nos motiva a evocar el ejemplo de aquellos visionarios hombres de negocios, dignos representantes de la  pujante y progresista colectividad española radicada en el país a mediados de la década del veinte. Ellos, estimulados por la buena disposición de don Manuel Galán y Pacheco de Padilla, cónsul de su Majestad Alfonso XIII, dieron el paso decisivo para hacer realidad la gestación de esta Cámara, constituida el 23 de noviembre de 1924, al amparo de los preceptos consignados en el Real Decreto del 12 de julio de 1923, tendente a reconocer el carácter oficial de las cámaras establecidas por las colectividades españolas radicadas en el exterior.

Ante las actuales circunstancias, como nunca antes, debemos volver la mirada al modo de conducta, al espíritu emprendedor, al esforzado trabajo y sentido de frugalidad, ahorro y perseverancia que animaba a aquellos capitanes de empresa, quienes junto a sus abnegados empleados de comercio, dieron origen a nuestra Cámara. Con lo cual legaron a su Patria de adopción, al paso de los años, un patrimonio de hazañas en el ámbito de los negocios que hoy constituye un valioso referente ético para la comunidad empresarial hispano-dominicana.

Nos asiste la plena convicción de que para superar la crisis global, más que recurrir a fórmulas de reingeniería financiera del sistema internacional que devuelvan la confianza a los mercados, lo que se precisa es reconvertir los valores morales y principios que lo sustentan. Para lo cual sería provechoso volver nuestra mirada hacia el ejemplo de aquellos pioneros empresarios y sus modelos de comportamiento.

En esa dilatada andadura de ocho décadas y un lustro, nuestra Cámara, fiel a los principios que le dieron origen, se ha convertido en un instrumento apropiado y eficaz para incentivar la interacción comercial, tecnológica y migratoria bilateral. Promoviendo encuentros entre empresarios, inversionistas y agentes de negocios, por medio de misiones comerciales, seminarios,  conferencias y boletines informativos que faciliten la toma de decisiones y el intercambio de ideas, proyectos y ofertas de productos.

Además, hemos abogado por el fortalecimiento del Estado de derecho y el perfeccionamiento de un marco jurídico capaz de garantizar el continuo flujo de las inversiones españolas hacia nuestro país, las cuales han sido determinantes para motorizar amplios sectores productivos y de servicios, que han resultado claves en el modelo de desarrollo socioeconómico implementado en las últimas décadas a todo lo largo y ancho de la geografía nacional.

Con ocasión del 85 aniversario de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria de República Dominicana, estamos abocados a concertar un relevante programa de conmemoración en homenaje a los miembros fundadores, resaltando que su ejemplo y sus esfuerzos siguen vivos con los mismos principios e ideales.

 De cara a tales celebraciones, desde ya, como en otras ocasiones, pedimos el respaldo solidario de toda la membresía, sin el cual no podríamos alcanzar a cabalidad nuestros objetivos. En la consecución de este propósito agradecemos al Embajador de España, su Excelencia, don Diego Bermejo Romero de Terreros y al Ministro Consejero de la Embajada, Ilustrísimo señor don Antonio Fernández Mazarambroz, el valioso apoyo que constantemente recibimos desde la sede diplomática.  Así también le expresamos nuestra gratitud al Ilustrísimo señor don Fernando Mier Durante, Director de la Oficina Económica y Comercial de la Embajada, y al Ilustrísimo señor don Manuel Hernández Ruigómez, Cónsul General de España en Santo Domingo, por las fluidas relaciones de intercambio y colaboración que la Cámara mantiene, tanto con la Oficina como con el Consulado.

No me extenderé al exponer los numerosos logros y actividades que la Cámara ha realizado durante el 2008, ya que una relación de los mismos se incluye en las páginas de la Memoria.   Aunque no quiero dejar de mencionar entre estas realizaciones, la conferencia dictada por don Manuel Labrado, representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el país, que estuvo dirigida a los socios y relacionados de la Cámara, orientada a ofrecer informaciones sobre los financiamientos disponibles por el BID a las empresas nacionales. 

Para concluir me satisface reconocer el entusiasmo y la voluntad para el trabajo en equipo exhibidos por todos los integrantes de la Junta Directiva, que ha posibilitado alcanzar tan buenos resultados.  Del mismo modo, hago extensivo nuestro reconocimiento y gratitud al personal administrativo de la Cámara, por su profesionalidad y entrega en la consecución de todas estas tareas y objetivos. 

Finalmente, deseo recalcar que tenemos por delante los grandes desafíos que nos depara el porvenir, de cara a una compleja encrucijada económica y financiera de connotaciones globales. Pero aún así, les exhorto a no tirar el ancla, sino a izar las velas para seguir avanzando con optimismo hacia el futuro.

Palabras de Manuel García Arévalo, presidente de la Cámara Oficial Española de Comercio e Industria de la República Dominicana, en la Asamblea del 18 de marzo de 2009. 

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