Rescatan mapas de cartógrafo español

Rescatan mapas de cartógrafo español

CORTEZ, Colorado, EE.UU. AP. La mayoría de las personas en Dolores ha oído hablar de la expedición de Domínguez y Escalante, los exploradores que recorrieron la zona en 1776 y le dieron su nombre al río Dolores, pero pocos saben de Miera y Pacheco, un famoso artista y cartógrafo de la época que acompañó a los sacerdotes españoles en sus expediciones en busca de una ruta que comunicase las misiones de Santa Fe, Nuevo México, y California.   

La historia de la vida de Pacheco y de su arte fue contada recientemente por John Kessell, escritor y profesor emérito de la Universidad de Nuevo México.

Pacheco Miera fue un escultor, pintor y cartógrafo. Desempeñó esta última actividad en una época en que la gente estaba convencida de que había un río que iba desde las montañas Rocallosas hasta el Océano Pacífico. Ese río estaba incluido en mapas a pesar de que nadie lo había visto.

Kessell está haciendo fuerza para que el lago Utah, cerca de Provo, sea renombrado y pase a llamarse Miera, según el Cortez Journal (http://tinyurl.com/lkgwr86 ). Miera hizo un mapa de la expedición que incluyó uno de esos ríos que fluyen hacia el Pacífico desde la zona del lago.

Los mapas del español adornan ahora paredes de museos y sus esculturas son exhibidas en la Iglesia de Cristo Rey de Santa Fe y en el centro de visitantes de Zuni Pueblo.

“Cada mapa es más artístico que el anterior”, dijo Kessell. “Por entonces esta región no era ni México ni Estados Unidos, era la Nueva España”.

Miera tenía 63 años cuando tomó debida nota de los “descubrimientos” hechos durante la expedición, incluido el río Piedra. Registró acertadamente las ubicaciones geográficas de los ríos Los Pinos, Florida, Ánimas y Dolores.

“Cuando llegaron al Dolores, Miera se adelantó y desapareció en el cañón Summit. Estuvo desaparecido algún tiempo”, comentó Kessell. “Lo llamaron el Laberinto de Miera”.

Siguieron hacia el río Green y lo que es hoy Provo, donde Miera escribió que el paisaje le parecía “el más hermoso y placentero de toda Nueva España”.

Desde Provo, el grupo se encaminó hacia la costa, que suponían se encontraba a unos 550 kilómetros (340 millas). La distancia recorrida, sin embargo, fue el doble. “Nadie sabía de la Sierra Madre”, dijo Kessell.

En contra de los deseos de Miera, regresaron hacia Santa Fe, topándose con indígenas ute en el camino y cruzando territorio hopi.

“No llegaron a Monterey, y sus sermones tuvieron escaso impacto durante el viaje de cuatro meses a lomo de caballo”, afirmó Kessell.

Llegaron al río Colorado a la altura de lo que es hoy Lake Powell y a la expedición le tomó 12 días encontrar un punto seguro para hacer el cruce. Miera se enfermó por el calor.

“La caridad de la tribu paiute lo curó”, afirmó Kessell. “Fue la primera vez que los indígenas veían españoles tan lejos de la costa”.

Miera y sus mapas originales de la zona sobrevivieron, aunque con lo que hoy se sabe son algunas distorsiones entretenidas. El río Green, por ejemplo, aparece del lado occidental de los montes Wasatch y hay algunos ríos imaginarios hacia el Pacífico, que hicieron que se transportasen materiales para construir embarcaciones.

“Querían ir remando desde Great Salt Lake hasta Los Angeles”, dijo Kessell en broma. “Recién en 1845 aparecieron mapas sin los ríos. Es interesante lo mucho que duró la influencia de los mapas de Miera”.

Miera, no obstante, acabó con el mito de que había una gran masa de agua en la parte occidental de lo que pronto sería territorio estadounidense.

“Lo que aparecía en los mapas franceses (como agua) era en realidad tierra seca”, dijo Kessell.

Los mapas de Miera tenían toques artísticos y mostraban búfalos brincando, escenas de los pueblos nativos y arte religioso. Una copia de mapas de Pacheco de 1776 es exhibida en el Museo Británico. Buena parte de lo que es hoy el sudoeste de Estados Unidos aparece como la región de Quivirá, como le decían los españoles.

¿Por qué no llamar al lago de Utah `laguna de Miera’?”, preguntó Kessell. “Merece ser conmemorado”.

Su reciente libro sobre el tema se llama “Miera y Pacheco: un español del Renacimiento en el Nuevo México del siglo XVIII” (Miera y Pacheco: A Renaissance Spaniard in Eighteenth-Century New Mexico).

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