Rescatando las ideas de El Jefe

Rescatando las ideas de El Jefe

En un típico caso de encontrar sin estar buscando (serendipity), como a menudo ocurre en el muy organizado Archivo General de la Nación, apareció ante mis ojos una crónica del periódico La Nación publicada el 12 de marzo de 1953.

Los 56 años transcurridos desde entonces vienen a confirmar aquella frase del Eclesiastés, decorada en sonetos por Miguel de Unamuno, que nos decía: “Nada nuevo hay bajo el sol.” Aquel reportaje era digno de ser leído más de una vez porque, en algunas cosas, las veleidades del perínclito varón de San Cristóbal, Rafael Trujillo, parecen dar señales de vida dentro del grupo que ahora administra el Estado dominicano.

Decía la crónica de más de medio siglo atrás:

“La firma de ingenieros Marr & Goldman de Tennessee, Estados Unidos, construirá en Ciudad Trujillo, República Dominicana, una de las ciudades deportivas más modernas del mundo la cual llevará por nombre “Presidente Trujillo” y se construirá a un costo de 3 millones 500 mil pesos dominicanos.”

“Este centro deportivo listo a ser construido en las Indias Occidentales será edificado por el gobierno de República Dominicana. Servirá como un centro de deporte para la República y estará situado en una sección suburbana de la capital, Ciudad Trujillo, Distrito de Santo Domingo. Ocupará un área de 15 cuadras o aproximadamente 47 acres. El proyecto incluirá facilidades para béisbol, softbol, básquetbol, tenis, handball, voleibol, pista para carreras, soccer, natación, parqueo de automóviles, juegos infantiles y acomodaciones para el público.”

“La estructura más grande de la obra es el estadio de béisbol, el cual será bautizado con el nombre de ‘Estadio Trujillo’ en honor del generalísimo doctor Rafael Leónidas Trujillo, Benefactor de la Patria.”

“La gigantesca maqueta de la Ciudad Deportiva arribará al país el próximo viernes ya que fue imposible trasladarla al país debido a su tamaño. Dicha maqueta está siendo exhibida actualmente en San Juan de Puerto Rico. Ha sido exhibida en Miami, Tampa y Nashville. El pasado miércoles la maqueta fue televisada en Tampa, Florida. En Nashville fue colocada en el banco de esa ciudad habiendo sido vista por miles de personas que desfilaron para presenciar lo que en el futuro será la mejor Ciudad Deportiva de la América Latina. La maqueta fue construida a un costo de 2 mil pesos dominicanos.”

Ahora, en 2009, un grupo de grandes empresarios de la construcción ha encontrado magnífica acogida en el gubernamental Banco de la Vivienda para apropiarse de unos terrenos del Estado en base a enormes promesas que, como aguzados políticos, de seguro nunca van a ser cumplidas. Por lo menos esa ha sido su práctica dentro de la amnesia del boschismo. Más de medio siglo transcurrido establece ciertas diferencias que parecen exageraciones. Los tres millones y medio de pesos de 1953, que en 2009 equivalen a RD$840 millones, han sido multiplicados hasta RD$4 mil 140 millones, cinco veces la suma del proyecto de los trujillistas. En los tiempos de El Jefe, había que entregar el diez por ciento del total en la oficina de Luis Rodríguez en el Palacio Nacional. Dada la moderna voracidad demostrada, uno no tiene idea de qué tamaño podrían ser las comisiones envueltas en este negocio donde lo más valioso es el terreno que les va a salir de gratis a los empresarios a través de sus asociados gobiernistas.

Tranquiliza un poco enterarse que los de ahora designarían el fastuoso complejo como “Centro Deportivo y Cultural Juan Marichal” y que a ninguno de los interesados en este negociazo se le ocurriera sugerir el nombre de Presidente Fernández, para emular con el perínclito. Esperemos por otro “data show”, como el que nos mostraron para justificar la construcción del tren subterráneo de la avenida Máximo Gómez. Asegurarán ahora, al igual que antes, que el Estado no tendrá que gastar un solo centavo y que los beneficios del turismo deportivo serán los más grandes de la historia. Tal como prometieron los nuevos perínclitos mientras nos impusieron las enormes cargas financieras del Faro a Colón, los Juegos Panamericanos, el Metro, la Sun Land, el Palacio de Bellas Artes y quien sabe cuántos otros sueños de niño que pudieran surgir desde el narcisismo gobernante.

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