En las naciones desarrolladas, la cultura es un patrimonio que, además de su valor histórico y educativo, tiene una utilidad transable, con cifras altas en la composición del PIB. Y a juzgar por explicaciones dadas por el ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, acerca del trabajo que realiza, identificamos claros esfuerzos por resaltar la significación de nuestro patrimonio y rasgos culturales como un atractivo turístico, generación de empleo y estímulo a iniciativas por rescatar valores echados al olvido.

Rodríguez, que junto a varios de sus técnicos asistió como invitado al almuerzo semanal de los medios del Grupo de Comunicaciones Corripio, habló con entusiasmo de unos trescientos proyectos culturales que encamina su ministerio a nivel nacional, con el propósito de descentralizar la actividad cultural y facilitar a los activistas culturales recursos que les permitan echar adelante proyectos de impacto social.

Cita entre los logros importantes de su gestión la multiplicación de “La noche larga de los museos”, el festival de perico ripiao iniciado en Santiago, así como las aldeas culturales instaladas en La Romana y Barahona para atraer a los turistas que visiten esas zonas. Nuestra riqueza turística es más que sol y playa. Nuestra historia y rasgos culturales son una riqueza que debemos explotar como atractivo turístico y fuente de empleo y creatividad.

¿ACASO UNA FALLA SISTÉMICA?

El Banco Peravia es pequeño, de poco peso específico en el indudablemente sólido y probo sistema financiero nacional. Pero ahora los depositantes del Peravia se apretujan en su sede, demandando la devolución del dinero que depositaron atraídos por las altas tasas de rentabilidad ofrecidas. Parece que las fallas o irregularidades que obligan a disolver este banco no fueron detectadas tan oportunamente por las autoridades, como para evitar decisiones extremas como las que están en marcha.

Es inevitable preguntar si ocurrencias como estas son posibles en un sistema financiero de normas prudenciales tan estrictas como las vigentes. El caso aconseja verificar eventuales fallas sistémicas en cuanto a valoración de riesgos y seguimiento de la gobernabilidad en el caso particular de esta entidad financiera. La Superintendencia de Bancos tiene que dar explicaciones claras y precisas al respecto.