La ciudad de Santiago todavía conserva algunas residencias victorianas de dos niveles cuyo frente las hace distinguirse. Esto se debe a que, construidas en el 1804, son de estilo francés, y mientras su primer cuerpo es de mampostería, el segundo es madera de roble.
Una de ellas está en la calle Cuba; no tiene número, pero está situada frente al parque Colón. Delante tiene verjas de hierro y, curiosamente, su entrada posee a cada lado una pilastra, cuyo cuerpo se distingue de otras, porque está formado por una hilera de bloquecitos unidos que dejan un hueco casi ovalado y terminan en un globo redondo. Pero su curiosidad decorativa está en el segundo nivel; éste tiene una galería con cuatro estrechas columnas góticas redondas de cuerpos con estrías verticales y con un balcón corrido cuyos balaústres al inicio tienen formas curvas de las que surge un cuerpo central bordeado con líneas entrelazadas, y más arriba presentan el adorno compuesto por una franja de curvas unidas que en cada punta tiene un redondel.
Le continúa el cuerpo que va al techo de dos aguas cuyos dobles bordes forman un vértice triangular y presentan una pared de madera con las tablas colocadas triangularmente. Al centro se puede observar una cavidad redonda de doble borde cerrado por ocho cortas barras unidas paralelamente por dos círculos concéntricos cruzados por otras dos barras que sirve de entrada de aire al interior.
Su interior presenta tres puertas con ventanas de persianas laterales. En la parte superior del marco tiene, al centro, un borde formando un triángulo que debajo tiene un adorno de curvas unidas, seguidas por tragaluces que encierran barras verticales y curvas con un redondel al medio. Su pared está formada por tablas cortadas triangularmente, encajadas unas arriba de las otras. Así mismo, al cruzar la verja de entrada también se pueden observar jardineras y árboles laterales, un camino que conduce al primer nivel, donde se puede apreciar una fachada cuyo cuerpo es de paredes iguales a las antes mencionadas. Allí aparece otra galería con otras cuatro columnas dóricas, cuyos cuerpos, más gruesos, están formados por hileras de líneas que triangularmente la bordean, unas arriba de las otras, detalle que también tienen los balaústres. Su interior presenta las mismas paredes, pero esta vez solamente tiene una puerta con dos ventanas laterales con las mismas persianas y tragaluces.