Residencia en el TLC

Residencia en el TLC

PABLO NADAL
Nuestra economía va camino a tomar residencia dentro del TLC. Naturalmente para empezar con el TLC con Estados Unidos. La alternativa es clara. O nos mudamos en una de sus habitaciones confortables o en una choza del patio. Pero de que estaremos allí es seguro. A pesar de que rabiemos. Esa residencia más temprana o lejana conlleva a grandes cambios. No sólo en la economía, sino en otros aspectos sociales y políticos y muy importantes. Y allí estaremos rodeados por la modernización y la globalización, haciendo juego con sus beneficios y males. La geopolítica y la geoeconomía no nos posibilitan alternativas, ni nuestra debilidad institucional.

Si estamos dentro, lo único lógico es sacarle ventaja. Y estos no se logra pidiendo limosnas, ni a través de conjuros mágicos. Sino teniendo una visión y grandes cambios. A pesar de todo tenemos posibilidades que debemos poner en claro y hacer el esfuerzo para aumentarlos y para usarlos. Y hasta sacar provecho de nuestras debilidades. Tenemos buena situación geográfica, especialmente marítima, una expansión universitaria y un sentido social creciente contra la corrupción y el desorden del Estado. Todo es posible, pero enfrentando lo que va a llegar de buena forma con trabajo, astucia y decisión. Y no esperando y durmiendo, ni esperando que el proceso no llegará o se destruirá a sí mismo.

El TLC nos va hacer cambiar y será una razón y un aliado más para acabar con muchos males ancestrales de nuestra sociedad, que a veces tenemos la conciencia que son imbatibles. Este TLC abrirá las puertas para otros TLC que tendremos que negociar y sobre los cuales también no tendremos fuerzas para rechazar.

La resistencia es espléndida y no olvidemos que hay otros inquilinos y hay algunos vivos y con los ojos muy abiertos. No es asunto sólo de economistas, de empresarios o de agentes del Estado. El hombre común tiene algo que opinar y buscar en esa nueva casa en la cual vivirá y no sólo debe oír profecías negativas, es necesario ponerle frente a los ojos la nueva oportunidad y que participe para su propio beneficio.

El TLC es quizás la mayor parte de la globalización que nos tocará, sea con ese nombre u otro. Tenemos en nuestras manos proceder a ocupar una habitación de primera o de última en su seno. Desde ahora tenemos que saber que tendremos que echar a la basura algunos muebles, pero realmente no nos sirven y a veces nos han hecho mucho daño. Bendita sea su pérdida.

Por otro lado, no mantengamos la ilusión que el TLC será un jardín con árboles con hojas de dólares. Los que podamos ver y obtener habrá que trabajarlo. Pero por lo menos estarán ahí y más educación y más horizontes abiertos. Y eso es lo que quieren la mayoría de los dominicanos especialmente los que no tienen nada.

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