Residentes de Dajabón narran horror vivieron durante paso tornado

Residentes de Dajabón narran horror vivieron durante paso tornado

POR RICARDO RODRIGUEZ ROSA
DAJABON.- Los residentes en esta comunidad, limítrofe por la Línea Noroeste con Haití, difícilmente podrán olvidar aquellos cinco minutos que duró el tornado que, el pasado martes causó gran  intranquilidad y angustia entre ellos, y que muchos estiman nunca se repondrán emocionalmente.

El crujir de los árboles, la rotura de cristales, la destrucción de paredes, la caída sobre las calles y viviendas de los cables eléctricos (algunos de alta tensión) y el vuelo por los aires de hojas de zinc, cual si fueran simples pedazos de papel, serán escenas imborrables en las mentes de ellos.

Zuleyka Tapia, una joven madre de dos niños y esposa de José Miguel Fernández, con quienes vive en la número 64 de la calle Henríquez, es una dajabonera que pensaba que el mundo se estaba acabando, cuando comenzó a oir el fuerte sonido generado por el viento.

Narró que primero escuchó cómo caían sobre el techo de zinc de su casa mangos y otras frutas sembradas en el patio «y realmente eso me dio más miedo que el momento cuando vi que la vivienda se quedaba desprotegida en su parte superior».

Al momento del tornado destruir prácticamente la casa, Zuleyka se encontraba sola en su interior y piensa que si hubieran estado los demás miembros de su familia, posiblemente alguien pudo resultar herido con las cosas que cayeron en su interior.

Su casa, en las condiciones en que se encuentra, no puede ser habitada, por lo que toda su familia ha tenido que refugiarse donde su hermana Rafaela Fernández «hasta que nos llegue la ayuda del gobierno, como ha sido prometida».

Otro que vio cómo los vientos afectaban su humilde casa fue Manuel Reyes, un jornalero que logró, a base de mucho sacrificio económico edificarla «para ahora ver su casi completa destrucción, debido a ese tornado».

Manuel subió al techo, con la esperanza de reinstalar las pocas hojas de zinc que no fueron totalmente despegadas por los vientos, pero consideró que la tarea sería muy fuerte para emprenderla por sí solo, limitándose entonces a contemplar desde allí los destrozos de su casa.

El desprendimiento de los techos a más de 250 viviendas no ha sido el único inconveniente que han tenido que enfrentar los afectados. Como consecuencia de esto, la intensa lluvia que precedió al tornado penetró a las casas, dañando aparatos electrónicos y otros ajuares.

Para darle respuesta a las necesidades generadas entre los afectados, la secretaría de Obras Públicas y el Invi comenzaron ayer la labor de restauración de las 277 casas averiadas, de las cuales sólo 12 resultaron totalmente destruidas.

Por igual, el Plan Social de la Presidencia empezó a repartir raciones alimenticias ente los voluntarios y afectados por el tornado, pero el obispo de la Diócesis Mao-Montecristi, monseñor Diómedes Espinal, alertó a las autoridades sobre el destino inadecuado de las ayudas.

«Deben ser los más necesitados, las verdaderas víctimas de ese evento quienes deben recibirlas, pues la situación de ellos representa un estado de emergencia y es necesario que el gobierno la vea como tal», consideró. 

Por su parte, el gobernador de esta provincia, ingeniero Arturo Socías, informó ayer que hizo un recorrido aéreo, a bordo de un helicóptero, observando los daños causados por el tornado, tanto en Juana Méndez, zona haitiana fronteriza con este municipio, como en esta comunidad. Dijo que vio las extensas plantaciones de arroz localizadas en Villa Alegre y La Vigìa seriamente afectadas.

Socías dijo que el gobierno dominicano está en disposición de socorrer la parte haitiana afectada por el tornado, para lo cual espera que se seleccione una comisión, integrada por el síndico de Juana Méndez y miembros de las fuerzas de las Naciones Unidas destacadas en ese territorio.

El puente que une a la República Dominicana y Haití por aquí, que recientemente se resintió en su base, como consecuencia de la crecida del río Masacre, en esta oportunidad perdió una parte de su lateral superior, al caerle algunos árboles derribados por los vientos.

Esto ha provocado que las autoridades hayan suspendido temporalmente el paso de vehículos pesados por allí, hasta que técnicos estudien las condiciones del puente y determinen  qué se hará.

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