Residentes El Tamarindo pasan crujías cuando llueve en zona

Residentes El Tamarindo pasan crujías cuando llueve en zona

Desde que el cielo se nubla los minutos están contados para que los residentes en la parte baja de la calle José Francisco Peña Gómez, del sector El Tamarindo, en Santo Domingo Este, recojan sus ajuares de valor. Una sola hora de lluvia implica que las aguas del río Ozama, que los circunda, penetrarán a sus viviendas, imposibilitándoles salir.
“Cuando llueve a las madres se nos pone el corazón en la boca, porque uno tiene que recoger todo y cuidar los niños para que no se los lleve la corriente del río. Por eso, es que quiero que a nosotros nos busquen un lugar donde vivir, que esté fuera de aquí”, pidió Carmen Lidia Bonilla.
Asimismo, Pascuala Celedonio, madre de tres hijos considera que el presidente Danilo Medina debe reubicarlos, para evitar una tragedia. “Yo tengo dos nietos que viven conmigo y cuando llueve tenemos que correr y subir a la iglesia, porque el agua llega hasta los techos. No creo que repararnos las casas sea lo correcto, sino hacernos un complejo habitacional como el de La Nueva Barquita”, expresó la señora.
Juan Francisco Mateo indicó que viven en esa calle porque no han tenido otra opción para salir. “Uno está en estas condiciones porque no hemos tenido la ayuda de ningún Gobierno para buscarnos una opción de vivienda digna, pero aquí no se puede vivir”.
Celia Tapia, de 60 años de edad, aseguró que los residentes en la zona de El Tamarindo sobreviven bajo muchas penurias. “No podemos decir que vivimos, porque esto no es vida. Nosotros hemos sacado fuerzas para sobrevivir en medio de calamidades”, dijo.
La señora, quien reside en la casa más alta en el área donde penetra el río explicó que, durante aguaceros esporádicos su hogar es el refugio de muchos vecinos, pero cuando hay tormentas, ciclones o llueve por varios días, ella también debe recoger sus ajuares y dirigirse a la iglesia, para protegerse.
Las casas. En la estrecha calle sin asfalto viven más de 25 familias en casitas de madera o de zinc, cobijadas con el mismo material.
Muchos tienen baños compartidos, que quedan entre los patios de una y otra vivienda y no tienen condiciones para ser habitadas. Los afectados dicen que en época de dengue hay muchos casos, y reciben poca ayuda de las autoridades municipales y de la Presidencia de la República.

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