Santiago
Todos vienen, ven el lugar, dan una vuelta, se toman fotos pero nunca más regresan. Así piensa la mayoría de los moradores de la calle 7 del sector Cristo Rey, de Gurabo, que se sienten solos y abandonados luego de las intensas lluvias registradas en noviembre del 2016 y las provocadas este mes por los huracanes Irma y María.
En ese sentido expresaron que cuando la junta de vecinos les comenta que hay que hacer una huelga o una protesta para llamar la atención, se preguntan si vale la pena, porque llevan años reclamando que se intervenga el cauce del río Gurabo, el causante de sus tragedias.
“Ah, pero eso es hablarles a las paredes, nadie ha venido en este año. Aquí estamos padeciendo de insomnio pensando que un día el río va a amanecer con mucha agua y nuestras casas se van”, dice Johnny García.
Asimismo explica que en noviembre de 2016 más de 20 casas se derrumbaron por las fuertes lluvias y las inundaciones, y los afectados no recibieron ninguna asistencia. “Y ahora, aunque no hubo tragedias solo inundaciones, también se observa un panorama desalentador”.
García explicó que en el barrio hay 40 casas que están ubicadas en zonas vulnerables y que si se hace un trabajo a profundidad se puede lograr que aunque venga una tormenta el río no se desborde.
“Es tan simple como venir y canalizar el río, pero de una manera profunda. Hay que seguir evitando los problemas y nosotros tenemos este problema que parece que no le importa a nadie”, dijo.
Manuela Fabián y Berenice Romero argumentaron que lo más triste es ver cómo los niños y jóvenes tienen que pasar por el peligro diariamente sin ellos poder hacer nada.
“Mi madre estaba subiendo para acá y resbaló y se cayó al río. Gracias a Dios que los golpes no fueron en la cabeza. Esta es una situación crítica que solo nosotros sabemos”, dice al destacar que igual susto siente cuando su hija tiene que ir a la escuela por ese callejón de tantos peligros.
En tanto Romero hace un llamado al Ministerio de Obras Publicas, al cabildo local y al propio Gobierno para que se le busque una solución al río Gurabo ya que en el entorno viven 65 familias.
“Aunque no todas están en la misma situación, hay 30 casas que sí podrían estar en riesgo en cualquier momento con solo una lluvia. “Señores autoridades, por favor, vengan en nuestro auxilio y trabajen para nosotros los pobres y así evitar todo tipo de contaminación que producen estas aguas que ya no son aguas de ríos, sino aguas negras y sucias”, denunció.