Residentes Piantini se quejan caos genera el ‘Bar Moriqueta

Residentes Piantini se quejan caos genera el ‘Bar Moriqueta

Residentes de la calle Federico Geraldino denunciaron ayer la intranquilidad que viven desde hace alrededor de tres meses, con la instalación del ‘Bar Moriqueta’ en la misma cuadra en que residen.

Agrupados en diferentes juntas de vecinos de los edificios, se quejaron de que tardan hasta media hora para poder ingresar a sus viviendas por el desorden que se genera en la calle por la cantidad de vehículos estacionados hasta en el frente de las viviendas.

A eso suman el ruido que generan los grupos que se apuestan a ingerir bebidas alcohólicas en la calle, subidos en los vehículos, así como otras acciones incompatibles con la moral.

Además de lo señalado, explicaron que la calle está convertida en un baño público porque el citado establecimiento no cuenta con un espacio suficiente para el público que recibe y los que allí acuden hacen sus necesidades en la vía.

“Es evidenciable la contaminación sonora del vecindario, la música ensordecedora en un escenario no acústico resistente, el volumen y vocabulario inapropiado de los clientes que sobrepasa la capacidad del establecimiento, el uso de aceras de ambos lados de la calle, las bocinas y el entaponamiento de la vía principal de acceso a Piantini, el tráfico contra vía y la obstrucción de entrada y salida de los residentes”, son parte de las quejas expuestas por los residentes.

La situación afecta los residentes de Piantini en los edificios Almaden IV, de 20 familias; City Tower, de 34; la familia García, que vive en una vivienda colindante con el bar; Alco Suites, Torre RayRub, de 38 familias, y Biltmore XII, de 24, entre otras que, en conjunto, suman 150 familias afectadas.

Dentro de las consecuencias del ruido que genera el establecimiento instalado está el hecho de que en algunos sitios las familias han tenido que desalojar la habitación principal porque el ruido no les permite conciliar el sueño.

Tampoco pueden descansar en sus terrazas ni recibir visitas porque no tienen forma de que encuentren algún lugar para estacionarse.

Citan de manera especial un anciano de 80 años que ha visto afectada su salud por la intranquilidad.

“Durante meses, cada día de la tarde se han adueñado de nuestro vecindario trayendo a nuestra puerta escándalo e incomodidad… Durante meses hemos dejado de dormir en paz y ahora el panorama ha empeorado en extremo. Hoy nuestra realidad es una pesadilla inaguantable e insana”, expresan los afectados en un documento.

Expusieron que trataron de encontrar una salida amigable con los propietarios del lugar a través de comunicaciones y reuniones pero la respuesta de estos fue, en forma arrogante e impositiva, mantener el negocio.

Publicaciones Relacionadas