Residuos: gran riesgo sanitario

Residuos: gran riesgo sanitario

El inadecuado manejo de residuos mantiene al país en  un riesgo sanitario creciente, que potencializa la amenaza de expansión del cólera. Las debilidades en los sistemas de tratamiento de aguas residuales han sido señaladas, en ámbitos separados, por  el ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Jaime David Fernández Mirabal, y el director de la CAASD,  Freddy Pérez.

Esas debilidades son atribuidas a falta de voluntad de los políticos para resolver el problema y falta de reclamo de la sociedad para que acabe el mal manejo de las aguas residuales.

 La gravedad del caso radica en la insuficiente capacidad de instalaciones para el tratamiento de aguas residuales y el el hecho de que la mayor parte de ellas están inservibles y otras totalmente paralizadas.

Bajo esas circunstancias, un enorme volumen del vertido contamina los suelos y las aguas subterráneas, provocando un riesgo sanitario que se potencializa en ocasiones por la presencia de enfermedades como el cólera, que ha matado a miles de personas en Haití y que aquí ha afectado a más  de medio centenar.

Hay que invertir lo necesario para eliminar las debilidades de los sistemas de tratamiento de aguas residuales, para  disminuir los riesgos sanitarios que se derivan de esa situación y que aumentan con el crecimiento de la población.

Preocupación por la violencia

Los actos de violencia generan perjuicios sociales para todos, y en ese contexto corresponde a todos procurar enfrentar el problema. Esto lo confirma la Sociedad Dominicana de Siquiatría con su llamado a las iglesias,  los partidos políticos, entidades del Estado, sociedad civil y a los ciudadanos responsables, a sensibilizarse  ante los problemas derivados de los actos violentos, el crimen y la conducta perversa, que atentan contra la vida de la sociedad.

La organización que agrupa a los siquiatras  considera necesario   controlar la tenencia de armas de fuego y combatir  el microtráfico y la delincuencia en los barrios. Llama a  vigilar  el acceso de los adolescentes y  jóvenes a las bandas organizadas que los inducen a asumir  conductas violentas, sicariato y bandolerismo,  que se practica junto al consumo y dependencia de las drogas.

Es necesario que el país asuma esta responsabilidad vital para recuperar la tranquilidad y el respeto por la vida.

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