Resistencia moral

Resistencia moral

Cuando no podamos organizar a los demás para tener poder para combatir al mal, resistir, sin claudicar ante su geopolítica local o internacional, tendremos que  combatirlo moralmente.

Hoy las naciones somos eslabones del sistema global instituido por la reacción “revolucionaria” ultra conservadora, que destruyó el sistema capitalista del siglo XX, creando gradualmente el nuevo orden o sistema de la globalización y del dominio espacial que ha barrido la soberanía de los Estados y las economías antes fragmentadas, subordinándolas, privatizando y centralizando ilimitadamente todas las fuentes económicas y de poder  a ejes políticos, militares, financieros y de comunicación que reciprocándose han actuado con un esquema revolucionario, agresivo y fulminante contra toda oposición y cuyo referente histórico y conductual es el de Robespierre durante uno de los ciclos de la Revolución Francesa; el del te rror.

El miedo inhibió a las gentes y luego  las involucro en la estructuración de los crímenes del poder de Hitler y del fascismo alemán. El miedo actual de quienes debieran reaccionar es mayor y las complicidades también. La globalización aceleró el proceso de integración de las grandes tribus humanas gracias a los adelantos tecnológicos, con un fundamentalismo de raíz mesiánico religiosa que supera cualquier otra, con un saldo negativo de abusos a  la legitimidad, a la humanidad, a la naturaleza con desequilibrios y pobreza genocida, terrorismo material y psicológico, amenazas y hechos preventivos globales que solo la posteridad podrá medir. Pero en este trance crítico tanto hay en juego que lo más temido e imprevisto puede suceder.

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