El artículo 4 de la Constitución de la República dice: “El gobierno de la Nación es esencialmente civil, republicano, democrático y representativo”. Unos quieren el poder por el poder mismo, para el disfrute sin límites de los bienes materiales, aquellos, para  cambiar el curso de la sociedad, resolver problemas sociales y buscar la felicidad; otros, para su gloria personal, para dejar sus huellas en la historia.

El inciso 7 del artículo 8 de la Constitución establece: “La libertad de asociación y de reunión sin armas, con fines políticos, económicos, sociales, culturales o de cualquier otra índole, siempre que por su naturaleza no sean contrarias ni atentatorias del orden público, la seguridad  nacional y las buenas costumbres”. El dicho jurídico reconoce que: “la costumbre hace ley”. De ahí se  derivan decisiones legales que benefician las sociedades. Pongamos por caso el camino rural que atraviesa entre varias fincas privadas, usado desde siempre para la comunicación entre uno y otro poblado, camino que no puede ser cerrado porque entra dentro de lo que se llama “servidumbre de paso”.

El conjunto de las tradiciones se convierte en leyes no escritas, establecidas por hábitos creados durante décadas, centurias. Las tradiciones son demostraciones de prácticas sociales escogidas y aceptadas libremente por los grupos humanos para su deleite, para su beneficio, para mostrar su solidaridad con los demás.

Durante siglos, los pueblos han contribuido a la edificación de una vivienda, por ejemplo, cuando un miembro del grupo se dispone a construir y solicita su ayuda.

Los convites, las juntas que realiza la gente en las zonas rurales para sembrar, para recoger cosechas, son una demostración de cómo la solidaridad, expresada en esa tradición, se manifiesta en su nivel más alto. Las sociedades se organizan y escriben reglas que sean de conocimiento general, para establecer los modos de conducta que deben ser observados para la vida en común. Se regulan las relaciones entre particulares, las relaciones entre los particulares y el Estado y su representación: el Gobierno, y las relaciones entre el Estado y los particulares.

Hay un empeño en dañar la tradición nacional de celebrar dos carnavales, relacionados con el júbilo patrio: 27 de febrero, Día de la Independencia Nacional y 16 de agosto, Día de la Restauración de la República.

No permitamos que continúen  borrándonos la historia. No participemos en este juego a la desmemoria.