Responsabilidad

Responsabilidad

El desenlace de las elecciones congresuales y municipales del martes, lo bueno o malo que resulte de esta consulta, será, en primerísimo orden, responsabilidad de los partidos políticos.

Han sido los partidos los que han articulado una Junta Central Electoral (JCE) que, según gente con indiscutible autoridad, nació con pecado de origen.

Ha sido responsabilidad de los partidos el haber propiciado exclusiones y sustituciones de candidatos que ganaron en buena lid las postulaciones que en principio ostentaban, muchos de los cuales aparecen ahora como habiendo «renunciado» a las mismas.

Ha sido responsabilidad de los partidos que la presente campaña electoral se haya caracterizado por la generosidad en el derroche de recursos y la tacañería del argumento de propuesta.

Todo el andamiaje en que está soportado el proceso electoral ha sido hechura de los partidos políticos, que en una que otra circunstancia han actuado poniendo en alto sus ambiciones y lanzando al zafacón los principios y el interés general de la sociedad.

El fraccionamiento irresponsable del territorio nacional, que ha multiplicado el número de senadores y diputados, así como también de síndicos, vicesíndicos y regidores, es también de la autoría de los partidos políticos que han creado para su particular provecho puestos electivos y burocráticos para financiar su oferta politiquera y pagar los favores y servicios de campaña.

– II – 

El martes, cuando los electores depositen sus votos en las urnas, estarán en el escenario que les han preparado los partidos.

Así, algunos habrán de votar por candidatos escogidos «de dedo» mediante actos que suplantan las reglas de juego y mandan al estercolero la democracia interna de los propios partidos.

En la presente campaña electoral ha estado más lejos aún, más ausente, el discurso de propuestas de solución realistas y creíbles para los problemas nacionales, mientras que, paralelamente, ha aumentado la estridencia, la bullanguería.

Ha de ser responsabilidad de los partidos lo que resulte de la anulación del Pacto de Civilidad que ellos mismos articularon para inhabilitarlo a las pocas horas.

También será responsabilidad de los partidos el hecho de que la observación del proceso electoral el día de las votaciones no sea todo lo amplia y diversa que ha debido ser, para garantía de transparencia.

La responsabilidad de los electores habrá de ser la de acudir masivamente a los centros de votación para expresar sus preferencias, condicionados, por supuesto, por las manipulaciones propiciadas por los partidos.

Será de los partidos que, por muchas razones citadas precedentemente y por otras que faltan por enunciar, nuestro país deba regirse por una democracia cada vez más defectuosa.

En fin, será de los partidos y de nadie más, la culpa por la pérdida de credibilidad que les afecta cada vez más.

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