Responsabilidad del PLD con
votantes y democracia

Responsabilidad del PLD con<BR>votantes y democracia

 RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
En el 2004 la voluntad mayoritaria decidió llevar a Palacio a Leonel Fernández y al PLD con el mandato expreso de resolver la crisis económica y el gobierno cumplió con la encomienda, siendo premiado dos años después con la mayoría congresional y un mandato más complicado que incluía entre otros cumplir con un programa de reformas, resolver la crisis energética, enfrentar la criminalidad y preparar el país para salir exitoso del DR-Cafta.

Una situación similar aconteció en el 2000 y el 2002 en donde mayorías decisivas entregaron el Poder Ejecutivo y luego el Legislativo a un PRD, confiadas en que ese gobierno preservaría la estabilidad, emprendería reformas y las soluciones de los problemas medulares del país, sin embargo la administración de Hipólito Mejía desperdició esa magnifica oportunidad, cerró las puertas a las reformas para hacer de la Constitución un traje a la medida de la reelección, endeudó irresponsablemente a la nación y manejaron las quiebras bancarias, antes, durante y después del colapso, con una torpeza e ilegalidad capaces de amplificar la magnitud del desastre y provocar la mayor crisis económica en décadas. Todo lo anterior más la división interna provocaron la derrota del proyecto reeleccionista y dos años después perdieron la mayoría

congresional y municipal a pesar de la alianza rosada. Esta sociedad ha colocado todos los huevos en la canasta peledeísta tras el fracaso del partido blanco, aspira de este gobierno cumplir con una agenda que va desde la solución de la crisis energética, hasta el abatimiento de los índices de criminalidad, pasando por supuesto por reformas económicas, sociales y políticas capaces de mejorar la institucionalidad del gobierno, detener la corrupción y hacer un uso más eficiente de los recursos para distribuir entre los más pobres los frutos de la estabilidad y el crecimiento.

Esta administración ha realizado un milagro económico, convirtiendo una catástrofe financiera en un sostenible proceso de altas tasas de crecimiento con estabilidad, este gobierno ha asumido con responsabilidad la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, a la vez que ha cumplido con la aprobación de todas las reformas comprendidas en el programa económico con el FMI así como en los requisitos para ingresar al DR-CAFTA.

Esa eficiencia en materia macroeconómica lógicamente alimenta expectativas, quizás excesivas, de soluciones rápidas en problemas ancestrales como el energético, en algunos complejos e incluso con raíces externas como la criminalidad y otros relacionados con la capacidad de gerenciar recursos como es el caso del gasto en salud y educación. El electorado, que en los últimos años ha oscilado pendularmente en sus decisiones, aun mantiene el nivel de simpatía en el PLD y su gobierno, pero no se puede abusar de la buena suerte y mucho menos en un escenario con tantos problemas desviarse de la acción gubernamental para concentrar los esfuerzos en una lamentable lucha interna cuyo objetivo aparente de cada contrincante o de sus respectivos voceros es descartar al contrario. La historia da un giro de 180 grados y mientras perredeístas y reformistas realizan procesos internos sin dificultades, ahora es el PLD que imita los resultados de esas organizaciones en el pasado.

La responsabilidad histórica del PLD, si desea continuar en el poder después del 16 de agosto del 2008, los obliga a gobernar mejor en el tramo final y a desarrollar un proceso interno pro-positivo, concluir con elecciones nítidas, resultados aceptados por todos los participantes y el epílogo debe ser la unidad en torno al pre-candidato favorecido con la mayoría del sufragio.

La ruta al 16 de mayo del 2008, independiente del ganador, será difícil, accidentada, enfrentada a una oposición hambrienta de poder, con abundancia de recursos y argumentos demagógicos. En ese escenario una de las ventajas del candidato lo representa la obra de gobierno y los extraordinarios logros en materia macroeconómica, pero también deberá cargar con el peso de la agenda pendiente y la inevitable erosión que han producido tres reformas fiscales y la aplicación del número de comprobante fiscal (NCF), eficiente mecanismo que a la par que esta reduciendo la evasión, de igual forma está generando descontentos, especialmente en los medianos y pequeños empresarios.

Aparte del legado de una economía fuerte, estable y en crecimiento, frente a una agenda de temas inconclusos, la continuidad mas allá del 2008 dependerá en gran medida de  que las mayorías reciban los frutos del crecimiento y eso será posible con una gerencia eficiente de los recursos generados por tres reformas fiscales y el NCF, transformados en un vasto programa de obras públicas, especialmente con impacto en la calidad de vida de las mayorías, así como una mejoría en cantidad y calidad del gasto en salud y educación.

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