Responsabilidad histórica del PLD

Responsabilidad histórica del PLD

RAMÓN NÚÑEZ RAMÍREZ
La mayoría de los dominicanos y las dominicanas le entregaron al PLD la Presidencia de la República y la mayoría en ambas cámaras para que cuente con el poder suficiente para emprender las reformas que sean necesarias, resolver la crisis energética, reducir la criminalidad, mejorar la calidad del gasto público, enfrentar la corrupción, abatir la pobreza extrema y colocar al país en la posibilidad de competir en el marco de los tratados de libre comercio.

En la actual etapa, con elecciones cuyos resultados son incuestionables, los votantes le dieron al PRD en el 2000 el Poder Ejecutivo y dos años después una aplastante mayoría congresional y municipal. El mandato fue bien claro, otorgarle todos los poderes para que emprendieran las reformas y las soluciones de los principales problemas nacionales. Sin embargo, Hipólito Mejía y el perredé desperdiciaron esa magnifica oportunidad, cerraron las puertas a las reformas para hacer de la Constitución un traje a la medida de la reelección, endeudaron irresponsablemente a la nación y manejaron las quiebras bancarias, antes, durante y después del colapso, con una torpeza e ilegalidad capaces de amplificar la magnitud del desastre y provocar la mayor crisis económica en décadas.

Agréguese a todo lo anterior la división interna y la incapacidad de realizar una convención democrática y el resultado obvio fue la derrota del proyecto reeleccionista y dos años después un nuevo castigo al despojarlos de la mayoría congresional y municipal a pesar de la alianza rosada.

Ante un desastre mayúsculo el electorado volvió la cara y la razón ante cuatro años previos de estabilidad y crecimiento, volcándose la mayoría a favor de la vuelta a Palacio del doctor Leonel Fernández y dos años después, prácticamente con una votación de la misma magnitud, los dominicanos y dominicanas entregaron el Poder Legislativo por primera vez al PLD.

Esta sociedad, que ha colocado todos los huevos en la canasta peledeísta tras el fracaso del partido blanco, aspira de este Gobierno cumplir con una agenda que va desde la solución de la crisis energética (en la cual por cierto muy poco se ha avanzado en estos dos años) hasta el abatimiento de los índices de criminalidad, compromiso en el cual son alentadores los resultados de la aplicación de ciertos puntos del programa de seguridad democrática, pero serán necesarias otras acciones para devolver al país a los niveles de seguridad de hace una década.

Agenda incluyente de reformas económicas, sociales y políticas capaces de reducir la corrupción, mejorar la transparencia y calidad del gasto, que estimulen una distribución más equitativa de los frutos del crecimiento, disminuyan los pobres extremos y contribuyan a la creación de un Estado moderno cuyas instituciones funcionen y representen el soporte de la seguridad jurídica y el progreso.

Las responsabilidades en los próximos dos años y los retos que debe enfrentar esta administración no pueden ponerse en juego, como han especulado medios de comunicación y opinadores públicos, con una precampaña extemporánea por la candidatura presidencial que puede dividir el partido.

Afortunadamente, al margen de las especulaciones periodísticas y de la búsqueda legítima de posicionamiento de determinados individuos, el PLD es una organización con un liderazgo colegiado en donde el presidente Leonel Fernández, por razones de liderazgo, capacidad y del artículo 55, es el primero entre iguales, mientras el licenciado Danilo Medina, trabajador político incansable, gran dirigente, estratega y organizador, representa otra magnifica opción madura y preparada para asumir los retos de la primera magistratura.

Danilo Medina, desde entonces con gran influencia en los cuadros y las bases de la organización, junto a Leonel Fernández y un grupo de selectos dirigentes del partido, tuvieron la visión en el 1994 de conformar un proyecto político y un proyecto de nación; han logrado tres victorias electorales contundentes y el doctor Leonel Fernández condujo una brillante administración en el cuatrienio 1996-2000 con los mayores niveles de crecimiento y estabilidad en toda la región, mientras en la actualidad en un tiempo relativamente corto ha logrado, conjuntamente con el equipo económico, superar la más grave crisis financiera en las ultimas décadas. Esas gestiones y el cumplimiento en lo que resta de período del compromiso asumido frente a los votantes mantendrían la organización el tiempo suficiente para que ambos y otros líderes ocupen la presidencia de la nación y realicen las transformaciones que soñó el fundador y guía don Juan Bosch.

La madurez de ambos lideres, la capacidad y el sentido de la responsabilidad histórica se deberá imponer con un acuerdo, en el momento preciso, garante del mantenimiento de la unidad y la posibilidad de recibir otro endoso popular en la cita cívica del 2008.

La responsabilidad del momento – y afortunadamente para la nación estos lideres y la dirigencia del partido están conscientes – es gobernar y hacerlo bien para seguir mereciendo el favor de un electorado que sabe premiar, pero también ha demostrado sabe castigar cuando sus aspiraciones han sido defraudadas por malos gobiernos y aspiraciones extemporáneas. 

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