Responsabilidad por Haití

Responsabilidad por Haití

PEDRO GIL ITURBIDES
Louis Méredic Moureau de Saint Mery, ciudadano francés nacido en las Antillas, fue inspector de colonias de ultramar. Al promediar el siglo XVIII visitó el Santo Domingo francés, como parte de sus responsabilidades ante la corte de su país. Por cierto que, quiso aprovechar ese viaje para penetrar el Santo Domingo español. Deseaba, escribió, ver las obras de ingeniería hidráulica levantadas por los conquistadores dos siglos y medio antes de que él pisase los suelos de La Española. Sufrió enorme decepción al contemplar las condiciones en que nos hallábamos.

Y nos comparó con Haití. De esta última colonia destacó su producción, fruto del trabajo esclavo. Pero también de la explotación intensiva de la tierra, advirtiendo entonces, tempranamente sin duda, que los métodos de siembra volverían estériles los suelos. Mostró asombro ante nuestra increíble pobreza, resultado de la desidia y negligencia, que pinta al recordar la perdida existencia de acequias e ingenios de los que no quedaban ni vestigios. La región baja de Ocoa, que probablemente fuera asiento de los ingenios de Alonzo de Suazo, la recorre esperanzado, para darse cuenta de que apenas quedaban piedras de sillería.

En el Santo Domingo español, por esos mismos años, cavilaba un canónigo catedralicio, sobre esa miseria que nos acogotaba. Antonio Sánchez Valverde se dolía porque el vecino, con una economía inalcanzable para nosotros, se hallaba tan pronto cruzábamos la raya de Aranjuez. Al escribir a la corona española, dolido también porque el abandono caracterizaba nuestra relación con la Madre Patria, resaltaba el ejemplo vecino. La colonia allende la frontera genera grandes riquezas para los colonos y para la corona francesa, decía a los reyes de España. Basta con apurar un poco el látigo, organizar adecuadamente las políticas de producción, estimular la inmigración y exigir a los colonos.

Pero ninguno de ambos afirmaba nada nuevo, puesto que Pedro Javier de Charlevoix, casi de idéntico modo, habló sobre ello, años antes. Y en cuanto a la riqueza generada por el sistema implantado en Haití habría de escribir luego, J. B. Lemmonier Delafosse. Y además de escribir, presentó informes de la marina francesa, en los que se daba cuenta de la gran riqueza que arrancaba Francia de Haití.

La debacle comenzó tras la independencia, sostuvo en la primera veintena del siglo XIX, R. Lepelletier de Saint Remy ante las cortes francesas. En los prolongados debates sostenidos a propósito de las indemnizaciones aplicadas a Haití por la matanza de colonos franceses y la expropiación de sus bienes en el nuevo Estado, se sostuvo esta tesis. Pero la más arraigada, expuesta también por Lepelletier de Saint Remy, aludió al reconocimiento de la independencia. Apenas fue reconocido como nación asentada en Estado libre e independiente, el de Haití fue pueblo que se abandonó a su disfrute, como un deleite.

También Moureau de Saint Mery pronosticó ese comportamiento que, dijo, habría de resultar como reacción a contrario del trato otorgado en la esclavitud. Su descripción del estado de la colonia francesa, y de la colonia española, debieron servir, sin duda, para encender fogones en las cocinas de las Tullerías. O en el Palacio del Louvre. Porque de haberse tomado en cuenta, ni los suelos se hubiesen agostado en el vecino territorio, ni la holganza distinguiera el carácter de ese pueblo. Con mucho de que, debe reconocerse que, apurados antes por el látigo o ahora por la terrible miseria, trabajan sin descanso y sin desmayos.

Como puede observarse la responsabilidad por la involución económica, política y social de los haitianos no es culpa de los dominicanos. La degradación y agostamiento de las tierras, conforme el sentir de Moureau de Saint Mery, tampoco es culpa de los dominicanos. Tal vez, como puede observarse, corresponde a otras naciones esa responsabilidad. Por consiguiente, debemos averiguar a quién le corresponde para pasarle las cuentas.

O, al menos, para que esa nación y su gobierno no pretendan pasar esa cuenta a la República Dominicana y al Pueblo Dominicano.

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