Responso por Hugo Tolentino Dipp

Responso por Hugo Tolentino Dipp

Ubi Rivas.

La desmaterialización y el inicio del éxodo escarpado y sin retorno hacia las regiones ignotas emprendido el l5 de este mes por el doctor Hugo Tolentino Dipp representa una sensible pérdida a la sociedad dominicana de un referencial ser humano, enjundioso historiador y poeta, que ejerció la política por más de medio siglo con pulcritud meridiana, rara referencia en ese zoológico inefable.
Empecé a conocer, aunque no traté más de cerca como aspiré siempre a Hugo, en la peligrosa jornada de la revuelta de abril l965, viéndolo afanado junto al doctor Jottin Cury redactando documentos relevantes para concluir la contienda, sobre todo, el Acto Institucional que logró concluir ese episodio sangriento, y el discurso que pronunció el coronel Francis Caamaño, Presidente del Gobierno en Armas, al declinar su investidura en la explanada de la fortaleza Ozama. Inolvidable.
Alto dirigente del PRD en el sesgo intelectual, Hugo fungió como secretario del gigante líder en sepia José Francisco Peña Gómez, escribiendo la mayoría de sus discursos, no por carencia de talento del líder, sino por su comprometido tiempo trazando pautas y estrategias a la entonces impresionante grey del PRD.

Autor de una docena de obras de historia, no mereció, mereciendo más que varios que han escrito menos que él, la distinción de Miembro de Número de la Academia de la Historia, sino correspondiente, pero quienes tratamos la historia, ponderamos en su exacta dimensión.
Su dossier de responsabilidades de servicio público, su acrisolada honestidad, su temple que resistió todos los debates sin desertar de la compostura enaltecenedora, son invisibles esclavinas que orlan la memoria imperecedera de este inolvidable espécimen, que más de un político debiera tener como irradiante espejo donde mirarse y trazar su conducta, para servir al país como le sirvió Hugo Tolentino Dipp.

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