Cuando a un guayacán del temple de hombre que fue Jimmy Viñas desaparece es vencido por la guadaña inexorable del tiempo, ese suceso convoca a reflexionar si su estirpe perece o si el troquel magnífico con que fue creado se rompió.

Es posible que por el nexo familiar esté descalificado para ejercitar una ponderación del legado que deja a su sociedad el doctor Jaime Antonio Viñas Román, mi querido e inolvidable Jimmy, que conocí desde la tierna edad infantil, en aquel bucólico sector santiaguense de Bella Vista, donde este coloso de la docencia y la honradez nació, hijo primogénito de los esposos Jaime Viñas Infante y Bienvenida Román, el 23-05-1924, fallecido el 04 de este mes a los 92 años de edad.

Jimmy Viñas conformó el primer grupo de cuatro dominicanos que se graduó de médico veterinario en 1948 en la Universidad de Cali, Colombia, junto a Héctor Luis Rodríguez, Otto González Sánchez y Francisco Sanabia, porque esa facultad no existía en la Universidad de Santo Domingo, la única existente en el país hasta que en 1962 se funda la PUCAMAIMA.

Más que el ejercicio de médico veterinario, Jimmy Viñas fue conquistado por la docencia, en la UASD, decano de esa facultad en la UNPHU y rector; director del Parque Zoológico, asesor del Instituto Interamericano de Ciencias Agrícola de Costa Rica bajo la rectoría del ingeniero agrónomo nuestro Carlos Aquino González.

En 1989 recibió del gobierno de Francia la Orden del Mérito Agrícola, grado de Caballero y doctor Honoris Causa de la UNPHU en Ciencias Agrícolas y Recursos Naturales.

Referente de pulcritud pública, consagró su vida a la docencia, a sus hijos y a su amada esposa Haydée Nicolás Bentz de Viñas. Inolvidable. Referente excelso. Icono educativo.