Con el deceso abrupto del ex – presidente de Argentina, Néstor Kirchner, el mundo pierde a uno de sus escasos líderes de hoy en día y su país al más señalado líder del Partido Justicialista luego de su fundador, el presidente Juan Domingo Perón.

Fue el gobernante que rescató a su país del desastre de la trágica era de Carlos Menem cuando la inflación trepó a tres mil, la más alta de cualquier país que se tenga conocimiento, en 2001, pagó de un porrazo US$9 mil mm al FMI para zafarse ¡hoy, es de esperarse que para siempre! De su dogal asfixiante que impedía el albedrío de los recursos económico de Argentina, para uncirlos a programas de desarrollo y reinversión.

Inició los procesos a los militares golpistas y genocidas que desaparecieron a más de tres mil argentinos, irguiéndose en el principal padrino de las Madres de Mayo, su roca y su lábaro redentorista.

Entregó el poder en 2007 a su esposa, la hoy presidente Cristina Fernández de Kirchner, con un respaldo conforme a sondeos del momento de un 60% de sus paisanos, con un PIB sostenido de un 7%, que no es un churrasco.

Redujo de manera impresionante la alta tasa de desempleo que heredó de Menem y Carlos Duhalde, modificó sustancialmente el poder judicial y los institutos armados como una instancia de las circunstancias modernistas, no como secuaces de su proyecto personal.

Presidente del Justicialismo, secretario de UNASUR, candidato seguro presidencial para el año próximo, Kirchner, con graves dolencias físicas, desoyó las prescripciones de sus médicos y prosiguió inalterable la batalla que para él era la política, no un juego, y sucumbió a los 60 años, dejando un legado y un referente para sus conciudadanos y para los extraños de la aldea planetaria. Paz a sus restos y memoria. Nuestro pésame a su viuda y a la embajadora Noemí Gómez.