Responso por Rafael Perelló Abreu

Responso por Rafael Perelló Abreu

Ubi Rivas.

Con el deceso previsto el 17 de este mes de Rafael de Jesús Perelló Abreu, el universo empresarial pierde a un coloso del emprendedurismo, la cultura a un propulsor, la algarabía de los coliseos de gallos a un líder de ADN de castas superbas, y el país a un ser humano de notable sensibilidad, conforme atestiguan los que se aproximaron a su palio umbrío.
Masusito, como le llamaban sus familiares y básigas, asumió el relevo generacional de su padre, Manuel de Jesús Perelló Báez (don Masú), fallecido en 1999, que en 1945 inició la torrefacción de café iniciando la empresa Industrias Banilejas (INDUBAN), procesando el Café Santo Domingo, que derivó en sinónimo de marca país, con el apelativo motivacional de “beberse desde el aroma”.
La roya del café que abate los cafetales dominicanos sirvió de pértica y acicate a Rafael Perelló Abreu para, nueva vez, demostrase a sí mismo que era el genuino porta estandarte del legado de don Masú, e ipso facto, emprendió el cultivo de variedades inmunes a la roya, en amplios proyectos sustituibles.
Cuna del mango banilejo, reputado el mejor del mundo, Rafael Perelló fomentó el cultivo en su finca Escondido, y frente, en 2011, propició el Centro Cultural Perelló, reputándose como propulsor cultural referencial.
El síndrome de Lou Gherig, que socava el sistema nervioso y paraliza las funciones motoras, significó en vez de solo un mal, otro desafío a la voluntad digna de ejemplos de Rafael Perelló, que prosiguió inalterable sus múltiples facetas de gran emprendedor.
Son ejemplos para todos, y brújulas para sus hermanas Daysi, Noris, Kisrshis y Diana, compelidas a asumir la antorcha del relevo de don Masú y Masusito, en proseguir, inalterable, esparciendo un café “que se bebe en el aroma”.
Honra a su memoria.

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