El día l7 de este mes de septiembre falleció en Santiago de los Caballeros, a los 97 años, doña Renée Klang Avelino, viuda del ex presidente Antonio Guzmán, de varios quebrantos propios de los estados de vida longevos.

Antes de exponer una reseña de cuanto significó para el país, debo consignar cuánto significó ella y su esposo para quien escribe, debido a que fueron los únicos compadre y comadre que he tenido, padrino y madrina de mi hija Francesqua, 1966.

Es mi propósito como siempre, serenar las emociones, para que el gran sentir que profesé a mi querida comadre, pese a distanciamientos por motivaciones políticas, no contamine el perfil de la esencia de cuanto Renée representó en la sociedad que la adoptó como hija suya, habiendo nacido en La Guaira, Venezuela.

Renée Klang fue una persona a quien la dulzura y la ternura gobernaron su sentir, y por vía de consecuencia, su actitud ante la familia, esposo, amigos y la sociedad, fueron los ingredientes básicos que posibilitaron su desempeño presidiendo CONANI, en jornadas no solo de servicio espontáneo y sincero para con los pequeños, sino por la ternura como coronó esa jornada social laudable.

En parafernalias con íntimos amigos y familiares, Renée fue una interlocutora y anfitriona exquisita, con una presencia de ánimo constante uncida al agrado y las ocurrencias sanas que explotaban en risas, y en sentido opuesto, asimiló las tragedias terribles de perder a su hijo Iván en un accidente vehicular y a su esposo, el presidente Guzmán, sobreponiéndose a esos traumas emotivos con entereza admirable.

Al rendir tributo al origen, también exalto todo cuanto significó para la sociedad, familiares, y para quienes la amamos a plenitud. Pesar a su hija Sonia y familiares.