Responso por Tutín

Responso por Tutín

UBI RIVAS
Fabio Augusto Beras Goico, mejor conocido por todos y de manera muy especial en el mundo compacto y exigente de los melómanos, simplemente Tutín, nos acaba de abandonar para siempre, y su vacío nos aprieta de congojas y viste de crespones las ondas hertzianas en las cuales fue un portento. Fue un comunicador nato y neto, peso pesado o heavy weigts de la buena música de bolero, jazz, merengues interpretados por los clásicos, tanto de uno como de otro género.

Tutín era didáctico, le gustaba enseñar, no para aguajear y ser pedante, sino como una forma natural de difundir cultura y de esa manera soltar los amarres de su bonhomía, de su grandísima clase humana que le borbotaba por los poros, que le brotaba de lo hondo de su alma buena, como un venero, deleitándonos en supremacía a todos.

Ese fue su leit motiv fundamental, esparcir el deleite de la acústica, recitar los pormenores en las vidas de los grandes compositores e intérpretes, que conocía a todos como si fuesen los suyos, no solamente evidenciaba de una cultura superba, sino también de un memorión increíble.

Hace una treintena de años, Tutín nos deleitó con su programa de TV Cine de Noche, donde seleccionaba films de gran contenido variopinto, que intercalaba con comentarios suculentos, muy distante el tiempo de aproximarse rentar películas, uno de los modismos de la vida de hoy.

Su programa musical por 97.7 FM de doce del mediodía a dos de la tarde, constituyó la diferencia a la vulgaridad generalizada radial, y era en verdad un acompañante de millares en la hora del almuerzo y la siestecita burguesa que heredamos de la Madre Patria, y que aún paraliza la madrileña Gran Vía que el inolvidable Agustín Lara pretendió alfombrar con claveles a su María inmortal, La Doña, bellísima e insufrible, que no amó a nadie y que todos, inclusive Jorge Negrete, se «derritieron» por ella.

Tutín condujo Música a las 12 como hiciera lo propio Jesús Torres Tejeda, ido a destiempo, ¡ay! hace ya dos años, cada domingo de ocho de la mañana a once de la noche por Radio Clarín junto a Arci de la Rosa y Alberto Sandoval y Cabrera, que ahora siguen en La Voz de las FFAA cada domingo en horario de 7:00 a.m. a 2:00 p.m.

Confieso que luego de surgir Radio Raíces, la emisora cultural de E. León Jimenes, perdí contacto con Música de las 12, pero a ratos recordaba a Tutín, sobre todo el relevo profesional que durante su quebranto sostuvo su hijo Octavio Augusto, Tutincito, con una maestría que honra a su progenitor y maestro en el mundo de la comunicación.

Tutín fue no solamente un cultor del agrado, sino un campeón imbatible del trabajo, hasta el último hálito de su fructífera existencia, permaneciendo junto al micrófono luego de su intervención quirúrgica en Houston, Texas, en agosto pasado, que por los esfuerzos de su hermano Freddy, le prolongó la vida por seis meses más.

Nos ofrece un legado espléndido, no solamente a su familia, personas de trabajo, lucha y bien, sino a todos los que le admiramos y quisimos allende al fluir sanguíneo, a todos a quienes al aproximarnos a Tutín, nos invadió siempre una vibración de alegría, anhelo de compartir con aquel hombrón corpulento de alma pueril y sonrisa fácil.

Cierto que la radio viste crespones con el involuntario abandono de uno de sus animadores y protagonistas más señeros del entretenimiento sano, con aroma de pretérito, que fue siempre la consigna gratísima con que Tutín nos premió a todos con la excelencia de su estilo y su gran clase profesional y humana.

Su memoria esplenderá por siempre en los cinéfilos y los melómanos, idéntico a como uncimos a la memoria, desde los años 60ta. a Tutín halando una caja, en la unión de dos fuerzas en relación a su fortaleza física.

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