Respuesta a carta abierta de Tirso Mejía

Respuesta a carta abierta de Tirso Mejía

Estimado Tirso:

Aprecio en su justo valor tus opiniones sobre mis Memorias y sobre mi trayectoria revolucionaria, contenidas en tu “Carta Abierta”.

Desde hace días esperaba un escrito tuyo y pondero tu tono, respetuoso pero firme en la defensa de tus actuaciones.

Tengo información acerca del rol que estás ejerciendo dentro del Partido Revolucionario Moderno, en batalla para que prevalezcan las ideas progresistas dentro de ese colectivo.

Además, no tengo ninguna razón para pensar que en ese nuevo rol no sigues siendo fiel a los principios contenidos en la declaración del “Frente Cívico Revolucionario” (1960), del cual fuiste co-autor, tal como reconozco en la página 126 de mis Memorias.

Asimismo, lo que también consigno en mis Memorias

“He podido comprobar muchos años después que el componente principal de este documento proviene de los grupos a los cuales estaban ligados Tirso Mejía-Ricart y Tavito Amiama, que como me fui enterando más adelante, mantenían relaciones conspirativas con Luis Gómez Pérez, Antonio Avelino (Tony), Federico Henríquez Gratereaux, René Sánchez Córdova y otros jóvenes intelectuales vinculados por distintas vías al movimiento que estaba en vías de articulación…” (Página 126, Memorias; Tomo I)

Como la intención de esta misiva no es reproducir aquellos lejanos episodios en los que nos vimos involucrados directamente, los cuales narro en todos sus pormenores en mis Memorias, me permito señalar las puntuaciones que creo más relevantes:

1. Efectivamente, tú y yo participamos en un importante esfuerzo por ajusticiar a Trujillo y su séquito y luego impulsar un alzamiento de grupos de la resistencia, dentro de un colectivo que inicialmente integrábamos Máximo Bernal, Manuel García Saleta y yo y al que se integraron, posteriormente, tú y Octavio (Tavito) Amiama.

2. En mis Memorias como en este escrito, expreso que siempre estuvo claro, tanto para mí como en Máximo y Puchito (1960), que eras parte de uno de los colectivos de aquel vasto movimiento que venía desarrollándose en el país (página 126; Memorias; Tomo I)

3. Nuestra intención inicial (incluso después de habernos integrado los cinco) era ajusticiar al tirano y a su numeroso séquito de colaboradores, mediante una fuerte carga de dinamita colocada en un costado de su paseo diario hasta la avenida George Washington.

4. La sorprendente propuesta de Marcio Mejía cambió radicalmente nuestros planes y fue entonces cuando introdujimos lo de los bombardeos a sitios claves (con el avión de que nos habló) para producir, una vez ajusticiados el tirano y su séquito, una especie de resistencia armada, que atrajera a muchos otros miembros de la resistencia.

5. Los norteamericanos, que desde 1960 tenían sus propios planes contra Trujillo, (apoyándose en algunos integrantes del grupo “30 de Mayo” y en sus agentes en el país), al mismo tiempo que organizaban una acción que creían definitiva para destruir la naciente Revolución Cubana (la fracasada invasión de Bahía de Cochinos), asumieron que las actividades del llamado “nuevo exilio” (catorcistas), que actuaban para apoyar el vasto movimiento de resistencia interior (Movimiento Revolucionario 14 de Junio), eran peligrosas para sus objetivos.

6. Concibieron entonces un plan para distraer a la parte más activa de ese “nuevo exilio”, focalizándose en Luis Gómez Pérez, que era el principal dirigente del sector más radical del 14 de Junio en el exilio, así como en Fidelio Despradel, que desarrollaba febriles gestiones para crear las bases para abastecer de hombres, armas y otros pertrechos al frente interno.

7. Tú mismo dices en tu carta en Areito, refiriéndote a mí que: “Olvidas decir que fui yo quien puse a los contactos norteamericanos, como condición para participar en planes contra Trujillo, que Luis Gómez y tú fueran parte de este, y por eso se pusieron en contacto con ustedes”.

8. O sea, estimado Tirso, que los altos responsables norteamericanos te utilizaron para contactarnos (primero a mí), y supuestamente aceptando “nuestras condiciones”, distraernos de nuestras tareas cotidianas (que estaban muy avanzadas, como se puede colegir leyendo mis Memorias), mientras ellos aceleraban los planes contra la Revolución Cubana (Bahía de Cochinos) y facilitaban la liquidación de Trujillo.

9. Sobre este punto, en el libro de Juan Isidro Jiménes-Grullón “John Bartlow Martin: Un Pro-Cónsul del imperio yanqui”, este, después de narrar su viaje a Puerto Rico para encontrarse contigo (después de lo de Bahía de Cochinos), se refiere al tema, poniendo en boca tuya que “Washington ha estado jugando todas las cartas y no ha cumplido el compromiso a que llegó con nosotros”(Páginas 84-85).

10. O sea, que ustedes dos identificaron que los responsables norteamericanos los habían engañado.

11. Lo de la desconexión nuestra, y tu viaje a Puerto Rico, junto a Don Juan Isidro Jiménes, privándome a mí del contacto directo contigo, cuando llegué secretamente a Saint Thomas, está debidamente documentado en mis Memorias, y para el caso, no tiene importancia.

12. Sobre la cuestión de la carta a tu primo Jordi Brossa (Memorias; Tomo I; páginas 216-219):

i. En la amplia gama de libros que consulté para la elaboración de mis Memorias, estaba el de Bernardo Vega “Los Estados Unidos y Trujillo: Los días finales”. Dicha obra está basada en documentos secretos de distintos departamento del gobierno de los Estados Unidos, desclasificados en un momento determinado y puestos al servicio del público.

ii. En la página 371 de dicho libro se puede leer: “El 1ro. de septiembre (de 1960, F.D.) Dearborn (Encargado de la Embajada Norteamericana en Ciudad Trujillo a raíz de la salida del Embajador Farland) le escribía a Frank Devine, anexándole copia de una carta que un miembro de la oposición clandestina (Tirso Mejía, F.D.) le hacía llegar a “El Chico” (nombre de guerra del doctor Jordi Brossa) quien en esos momentos se encontraba en los Estados Unidos. Dearborn explicaba que el Dr. Brossa “planea discutir los asuntos mencionados en ella (la carta de Tirso Mejía a su primo, F.D) con CAS, cuando llegue a Washington”. Y más adelante, el mismo Bernardo Vega agrega que en el argot de 1960, CAS significaba “Controlled American Source, pero en realidad era un pseudónimo para la CIA.”

iii. Me llamó la atención la información y entonces, en las páginas 371 y 372 del libro citado de Bernardo Vega, al leer el texto de la carta de Tirso a su primo Jordi Brossa, constaté que la misma contenía un resumen casi completo del plan secreto que unos días antes habíamos enviado a Marcio Mejía para desatar la llamada “Operación Submarina”.

iv. Consideré el asunto sumamente grave y así lo consigno en mis Memorias, citando las fuentes indicadas.

13. En tu documento “Carta Abierta a Fidelio Despradel” (Hoy; 4 julio 2015) planteas que “esa carta nunca existió; sino una enviada por mí a Marcio, por vía de este (Jordi Brossa, F.D.), (…) independientemente de que Bernardo Vega, no conocedor del asunto, así lo interpretara”

14. Tienes todo el derecho y el deber de fundamentar esta aseveración. He incluido en mis Memorias el número de las páginas del libro de Bernardo, donde se reproduce, íntegra, tanto la primera información como el texto de la carta, como “documentos secretos desclasificados”.

15. Es entonces con Bernardo Vega con quien tienes que dilucidar este engorroso y delicado aspecto.

Escribir mis Memorias conllevó un lustro, donde cada afirmación fue sopesada y cuidadosamente documentada, por respeto a ti, a los lectores, y a la verdad histórica.

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