Respuesta a Orlando

Respuesta a Orlando

HUGO TOLENTINO DIPP
Como respuesta a una pregunta que me hiciera la periodista señora Leonora Ramírez S., redactora del diario Hoy, acerca de la repercusión que los resultados de las recientes elecciones pudieran tener en el Partido Revolucionario Dominicano dicho matutino publicó el pasado 19 de mayo lo que a seguidas transcribo entre comillas: “…debe propiciar una reflexión profunda en el Partido Revolucionario Dominicano, porque éste tiene que situarse como un partido progresista, con una vocación social bien definida”.

En ese sentido, cita la periodista: resaltó que si no se producen esos cambios disminuirá aún más el favor del pueblo dominicano. Y continúa la redactora citando mis palabras: “…expresó que desde los comicios del 2004 ha reiterado la necesidad de que su partido recupere sus orientaciones socialdemócratas”.

Y continué expresando: “No bastó con la reforma que ese partido hizo en un momento determinado, porque había que orientar esa organización en términos ideológicos, tenía que recuperar sus orientaciones socialdemócratas verdaderas, adaptadas a la sociedad dominicana y a las exigencias de un país subdesarrollado”.

Ante una pregunta sobre la Gran Alianza Nacional manifesté que el Partido Revolucionario Dominicano debió haber ido solo a las elecciones por razones como estas: “El PRD tenía que enfrentar de manera realista, si perdía tenía que hacer sus reflexiones y además podía saber con lo que contaba, pero además, debió concurrir con una posición ideológica específica, porque el partido parece que ignora lo que ocurre en América Latina con las corrientes progresistas que surgen”. Y reiteré lo siguiente: “A la luz de un movimiento que en la República Dominicana se evidencia con la gran abstención, con el cansancio que tiene el país de los partidos tradicionales porque no le han respondido hasta ahora, el PRD tenía que ir con un planteamiento claro, no con ese proyecto de nación que presentaron que es una cosa verdaderamente lastimosa”.

Como final de la entrevista la reportera quiso saber si la figura del ex-presidente Hipólito Mejía incidió en la derrota del PRD, a lo que respondí de la manera siguiente: que el análisis a hacer “sobrepasa ese aspecto”.

Ante esas declaraciones el pasado 22 de mayo el señor Orlando Gil, en su habitual columna, del Listín Diario, escribe lo siguiente: “Hugo Tolentino se precipitó, y también José Rafael Abinader, al proponer cambios en la línea del PRD, el primero, y la renuncia de los responsables de la dirección, el segundo. Ese sería un movimiento natural en cualquier partido después de una derrota electoral, pero no sin antes saber lo que pasó”. Y agrega el señor Gil esta frase abiertamente contradictoria frente a lo anteriormente citado: “La cúpula de los dos partidos sabía lo que venía, pues las encuestas eran claras…” Y a seguidas el señor Gil pasa a explicar el por qué de la derrota de la Alianza en frases como éstas:

“Debieron haber tomado algunas providencias, pero fue tan improviso que no pudieron hacer nada. Los reformistas no hicieron su parte, y los disidentes fueron más hábiles que los firmantes del acuerdo”. Es decir que el señor Gil sí sabe lo que pasó, pero no así el señor José Rafael Abinader ni Hugo Tolentino Dipp.

Pero lo más extraño y lo más curioso de la actitud del señor Gil es que ya antes, el 19 de mayo, el mismo día en que yo di mis respuestas a la redactora del Hoy, escribía él en su columna del Listín Diario estos juicios rotundos y sentenciosos bajo el título “Previsible”: “Esta columna había adelantado la estrategia del PLD y sus resultados”. Quiere esto decir que el señor Gil está convencido de que él sí sabía desde antes de las elecciones los resultados de la mismas, pero a su entender no podían saberlo ni el doctor José Rafael Abinader ni Hugo Tolentino Dipp.

A partir de esa frase toda una amplia exposición está dedicada a demostrar que ya desde antes del día 19 el señor Gil sabía lo que iba a suceder en estas elecciones y, por consiguiente, lo que pasó, pero de acuerdo a su criterio el doctor José Abinader y Hugo Tolentino Dipp no debían hablar “sin antes determinar qué fue lo que pasó”.

Como expresé a la periodista Ramírez, mis criterios no podían calificarse de precipitados. De seguro ignora el señor Gil que desde hace ya algunos años vengo diciendo, dentro y fuera del Partido Revolucionario Dominicano, que es preciso una reorientación de esa organización a partir de los principios del socialismo democrático en interés de darle una respuesta a los grandes problemas sociales que enfrenta la mayoría nacional. A fin de ser sinceros con nosotros mismos y con los intereses de la mayoría nacional.

En carta que escribí en fecha 17 de enero de este 2006 dirigida a los señores Ramón Alburquerque y Orlando Jorge Mera, presidente y secretario general del Partido Revolucionario Dominicano, reiteré esa postura en estos términos: “Es mi firme criterio que el Partido Revolucionario Dominicano debe ir a las elecciones congresionales y municipales sin ninguna atadura. Y debería hacerlo con un programa claro y progresista, que implique un auténtico y serio compromiso frente a la nación. Y a partir de ahí, obtenga en esas elecciones, ratificar enfáticamente sus propuestas, haciendo de ellas un credo pragmático. No es otra la conducta a seguir para que en todas las elecciones venideras pueda situarse frente al electorado sin lastres y sin rémoras, con auténtica vocación popular democrática. De seguro que en esas circunstancias el pueblo lo gratificará a manos llenas”.

Creo que en razón de que al señor Gil no le escapa que en mis opiniones ofrecidas a la periodista del Hoy no me referí a renuncias en la cúpula del PRD, no debo sentirme aludido cuando escribe en su artículo del 22 del presente mes esta frase por demás dogmática y prejuiciada: “La actitud de quienes quieren hacer volar cabezas políticas a consecuencia del desempeño electoral, es oportunista, pues todo tiene su tiempo”: Tal vez el doctor José Rafael Abinader, a quien por conocerle bien me niego a considerarle oportunista, pueda sentirse señalado en ella.

A propósito de ésto, quiero agregar que no sólo no me he referido a voladuras de cabezas sino que tampoco me interesa, de ninguna manera, ser parte integrante de la mayor altura de la cúpula perredeísta.

Creo que no pocos de los lectores de la columna del señor Gil deben haber advertido que cada vez que él ha decidido referirse a mi persona lo ha hecho con juicios raros, extraños, por demás anfibológicos.

A veces pienso que tal vez debo seguir el consejo de los amigos que me repiten, con argumentos que sin embargo no me acaban por convencer, que yo debería agradecer al señor Gil que se recordara de mi persona de tiempo en tiempo, no importando la intención con que lo haga.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas