POR LEÓN DAVID
DEFÍNEME LA MISIÓN DEL INTELECTUAL Y DEL ESCRITOR
¿ES HOY LA MISMA QUE ANTES?
Mas allá de otras consideraciones soy de los que piensa que no todo el que escribe es un intelectual; tampoco me identifico categóricamente con la idea de Gramsci de que todo el mundo es intelectual. En pensamiento no hace a un intelectual, aunque éste tenga que pensar.
El hecho de que todo quehacer, ya sea concreto o simbólico, implique un uso mínimo del intelecto no hace a un sujeto un intelectual. Creo que hay muchas posibles definiciones de lo que es o podría ser un intelectual. En su acepción más fresca, y sin tener que ir a la Edad Media, sino más bien al Emile Zola que acusa al Estado a raíz del caso Dreyfus, creo que un intelectual es un individuo con dotes específicos, vinculado esencialmente a la cultura letrada y que se sabe dueño de un poder que descansa sobre un saber o varios saberes que es certificado en la esfera pública. El intelectual se hace siempre de un prestigio que legitima su poder. Creo que esta conciencia de sí mismo es lo que determina que en el pasado el intelectual se sintiera autorizado a participar en los debates públicos con una especie de misión u orientador.
A mí me gusta pensar que un intelectual crítico e independiente es aquel que dispara luz allí donde hay oscuridad y que también dispara oscuridad allí donde hay luz. Es decir, que es un individuo con una vocación incorregible a no contentarse con los poderes ni los escenarios que le rodean. Hoy no me parece que ya el intelectual sea visto como un referente que oriente a los que menos ven y que desoriente a los que más ven. Los medios (TV, Radio y periódicos) validan todo lo que tocan y entonces el intelectual ha sido absorbido por este disloque de significados. El intelectual ha sido sustituido por el técnico y el experto que promueve lo mediático. De lo que se trata es de que los medios rara vez distinguen entre lo que es una cosa u otra, éstos trivializan todo. No quiere decir que no haya intelectuales, creo que los hay y buenos, lo que pasa es que su voz ha sido debilitada por los medios. El resultado es que hoy día un intelectual no tiene la misma utilidad que tuvo hace años, éste ha sido despojado de sus poderes y para participar en los juegos que le ofrecen los medios tiene que renunciar a su ecosistema de naturaleza simbólica.
PUBLICASTE UN LIBRO
SOBRE «LA MAÑOSA» DE JUAN BOSCH. ¿QUÉ IMPORTANCIA TIENE ESTA OBRA EN LA NOVELÍSTICA DOMINICANA?
Bueno, este libro que escribí hace diez años fue una especie de coartada para explicar la génesis del pensamiento de Bosch. Orientado por el estructuralismo genético preconizado por Geor Lukasc y Lucien Golmannd, lo que propuse fue encontrar, desde la creación de mundos imaginarios, algunas claves sobre la constitución el pensamiento político, social y ético de Juan Bosch. Partí de esta obra, porque a mi juicio, en este texto temprano de Bosch están casi todas las claves que le sirvieron luego para dedicarse a la política activa y militante. Creo que La mañosa es una obra de muchos secretos para entender las aspiraciones progresistas de la pequeña burguesía dominicana, que ya desde principio del siglo XX quería impulsar un proyecto de modernidad de manera contundente, pero que fue apuntalada es sus aspiraciones por el régimen trujillista. Se trata de una novela de ambigüedades y de una cierta ironía en torno al régimen. En ese sentido, más allá de lo literario, será siempre una obra paradigmática y no hay quien la pueda sacar de la historia literaria del país. Mi trabajo de entonces no se redujo a estudiar La mañosa en su inmanencia textual, sino a desmontar toda la obra de Bosch en función de ese texto de 1936, cuando todavía Bosch no había decidido dedicarse a la política activa. Se trata de un estudio inmanente y extratextual de una novela que a nivel simbólico almacena muchas de las contradicciones, presentes y pasadas, de una clase social que ha sido determinante en el conglomerado social dominicano.
TAMBIÉN HA ESCRITO POESÍA ¿QUÉ OPINIÓN TE MERECEN LOS POETAS CONTEMPORÁNEOS DE TU PAÍS?
Salvo algunas voces que he releído con entusiasmo no tengo un panorama que me permita aquilatar con responsabilidad a los llamados contemporáneos, es decir las últimas promociones. Al margen de lo que más me gusta, que es lo que se inclina por aquello menos experimental y postmoderno -salvo los delirios de Pastor de Moya-, yo asumo como contemporáneo y sustantivo a poetas como Federico Bermúdez, Gastón F. Deligne, Vigil Díaz, Domingo Moreno Jiménez, Manuel del Cabral, Pedro Mir, Carmen Natalia, Aída Cartagena, Mieses Burgos, Inchaústegui Cabral, Gastón Arce, Manuel Rueda, Fernández Spencer, Víctor Villegas, Sánchez Lamouth y a Enriquillo Sánchez, entre una minoría de los 70, por sólo mencionar algunos nombres que me parecen primordiales.
Creo que la poesía dominicana de la primera mitad del siglo XX está a la altura de la mejor poesía escrita en lengua hispánica, y el hecho de que no figure en las historias panorámicas y antologías continentales lo que demuestra es la vergonzante ignorancia de los críticos y antólogos españoles e latinoamericanos que las han organizado. Ellos se han perdido -salvo raras excepciones-, la coherencia y fuerza de la poesía dominicana. Creo que es responsabilidad de las nuevas generaciones reconocer y promover a los grandes poetas dominicanos antes que a ellos, que todavía están a prueba. En fin, que nos falta distancia, para al final del camino saber quiénes eran -de los que publican ahora-, verdaderamente poetas y quienes sólo se entusiasmaron con la publicidad y el faradulerismo reinante que acepta y celebra con criterios estéticos y semánticos débiles, o ninguno, todo lo que se publica.
¿CUALES SON TUS AUTORES FAVORITOS?
Siempre he sido un lector anárquico que me muevo entre la poesía, el ensayo, el tratado y la narrativa. Rara vez leo teatro. Lo que siempre busco en un texto, o me gusta encontrar, es lo poético, la belleza y el delirio. Si eso no está me voy, no termino un libro por disciplina a menos que sea para discutirlo en una clase con los estudiantes. Mis autores favoritos no siempre son permanentes, o por lo menos hasta ahora son muy pocos los que guardo. Estos están siempre sujetos a coyunturas existenciales. Así, para nombrarte a mis autores favoritos tendría que volver a muchas coyunturas pasadas. En los últimos años he frecuentado a Epicuro, Diógenes, Longino, Demetrio, Ovidio, Séneca, Plinio, San Isidoro, Bocaccio, Juan Ruiz, Fray Luis de Granada, Giordano Bruno, Nicolás de Cusa, Juan Luis Vives, Huarte de San Juan, San Juan de Cruz, Fernando de Herrera, Fray Luis de León, Quevedo, Pascal, Maquiavelo, Gracián, Torres de Villaroel, Unamuno, Kierkegaar, Leopardi, Mallarmé, Keats, Ciorán, Pessoa, Machado de Asís, Canetti, G. Steiner, Ezequiel Martínez Estrada, Montenforte Toledo, Carpentier, Lezama, Vallejo, Asturias, Juan Bosch, Juan Isidro Jiménez Grullón, Baudrillard, Julia Kristeva, Tvetan Tororov, Bajtin, Fernado Savater, Tino Gil (autor inédito) y Joserramon Melendez (de Puerto Rico) por sólo mencionarte algunos a vuelo de pájaro. Hay otros autores que me resuenan que ya ni su nombre recuerdo sino sólo algunos pasajes de sus obras.
¿CÓMO VE A LA REPUBLICA DOMINICANA EL ESCRITOR QUE,
COMO TU, VIVES FUERA DE SU PAIS?
Mi visión de la República Dominicana es muy estrecha dado que no participo de su diario vivir colectivo ni de su vida cultural concreta. Llevo 26 años fuera del país y eso es bastante como para estar algo enajenado. En términos institucionales creo que el país ha progresado lentamente en muchos renglones. En lo político, por ejemplo, ya no somos el hazmerreír que éramos en materia de elecciones hace unos doce años atrás. Creo que el dominicano ha ido armándose de una autoestima colectiva que había estado siempre descalabrada como consecuencia de la dictadura trujillista y del cáncer que siempre arrastró y repartió el doctor Balaguer por lugar que pisaba. Todavía, sin embargo, nos falta mucho para liberarnos de las maldades y perversidades que sembraron Balaguer y Trujillo.
No obstante esto, un nuevo dominicano se ha venido forjado en las tres últimas décadas, con sus vicios y virtudes. Me parece que el dominicano actual es mucho más optimista que el del pasado y que tiene más fe en su país. Todavía se padece, sin embargo, de grandes miserias en materia educativa, de salud, cultura, administración pública y utilización adecuada y racional de sus recursos naturales. Sabemos que la corrupción y la impunidad tienen un efecto mortal en la población, pero aun así creo que poco a poco el país ha ido aprendiendo algunas lecciones que a la larga deben redundar en un país más humano y digno para sí mismo y la comunidad internacional. La inhumanidad que se comete con los haitianos que viven en el país debe ser corregida con urgencia. Creo que el progreso del país descansa en que nos libremos para siempre de las malas costumbres que sembraron Trujillo y Balaguer. Repetir cualquiera de los métodos que ellos utilizaron para gobernar el país es atraso humano, social, institucional y político.
CUALES SON TUS PROYECTOS LITERARIOS
En este momento trabajo en tres proyectos literarios (Narrativa, poesía y ensayo) que verán la luz pública posiblemente antes de que finalice el 2010. Soy algo fetichista con adelantar sobre lo que escribo. De manera que sólo te puedo decir esto.
¿QUIÉN ES EUGENIO GARCÍA CUEVAS?
En una época intoxicada por el narcisismo, el egoísmo y la autopromoción se me hace difícil hablar sobre mí mismo. Yo quisiera que mejor hable por mí lo que he podido hacer hasta ahora. Tal vez mis trabajos publicados y algunos testimonios ajenos puedan definir mejor lo que he terminado siendo.