Luego de la Independencia Nacional y a raíz de la inestabilidad política, económica y social de la naciente República Dominicana, el país se vio involucrado en más de una docena de batallas para poder consolidarse como una nación libre e independiente de toda potencia extranjera.
Es así que después de 17 años de vida republicana y ocho presidentes, Pedro Santana, quien había luchado en contra de los nacionales haitianos en defensa de los dominicanos, recurrió en 1861 ante las autoridades españolas, para que como en otras ocasiones, hiciera de la parte oriental de la Isla de Santo Domingo, una colonia.
De este modo en marzo de 1861, Santana anunció la anexión a España y pasó de presidente de la República a Gobernador General.
Este hecho, pese a las implicaciones históricas que pudo tener, reforzó en los dominicanos el sentimiento nacionalista, el cual se puso de manifiesto de inmediato, y llegó a dar sus frutos el 16 de agosto de 1863 con el nombrado Grito de Capotillo, con el cual inició un proceso de recuperación de la dominicanidad, donde un grupo de hombres, encabezados por Gregorio Luperón y Santiago Rodríguez, lucharon por restaurar la República.
Ya para septiembre el respaldo al grupo restaurador había crecido en número y el día 14 de ese mes se estableció en la Fortaleza de San Luis, en Santiago, donde nombraron como presidente a José Antonio Salcedo, quien fue derrocado y asesinado por un grupo encabezado por Gaspar Polanco, quien asumió la presidencia hasta enero de 1865.
Entonces, es cuando debido a sus intereses particulares, sobre todo lo referente a la comercialización del tabaco, Benigno Filomeno de Rojas, asume el control de las operaciones del Ejército Restaurador, hasta que en marzo de ese año, logró crear una nueva constitución, con la cual llevan al poder a Pedro Antonio Pimentel.
Es importante señalar que aunque la República Dominicana, en ese momento anexada a España, había logrado con anterioridad su independencia, durante el período de lucha por la restauración, estos dominicanos no son reconocidos como presidentes, sino como jefes de operaciones del Ejército, ya que la firma de la anexión se hizo de Estado a Estado.
En otro sentido, uno de los elementos que logró mayor impacto en la población de la época, lo constituyó el choque entre los españoles que pensaron que después de tantos años (desde el período de la España Boba) los dominicanos mantenían las mismas costumbres y los nativos que tuvieron que recibir un trato distinto de las nuevas autoridades.
Muchas otras situaciones, junto a la situación de España, en todos los órdenes, motivaron que el 3 de marzo de 1865, la Reyna Isabel II firmara la anulación de la anexión, para que el 15 de julio de ese mismo año, las tropas españolas abandonaran la isla.