¿Resucitará Dominicana de Aviación?

¿Resucitará Dominicana de Aviación?

POR REGINALDO ATANAY
NUEVA YORK.-
Pocos días antes de que Dominicana de Aviación dejara, definitivamente, de operar, se nos ocurrió viajar a Santo Domingo en su avión, medio destartalado. Aunque hemos ido perdiendo, a medida que envejecemos, parte del grande miedo a volar que hemos tenido, en ese vuelo, quisimos anestesiarnos con unos tragos de ron, pero tal anestesia «no cogió», de manera que el medio miedo se mantuvo durante todo el vuelo.

El avión, al llegar al Aeropuerto Las Américas, más que aterrizar, lo que hizo fue tropezar con el suelo; la acción de posarse fue tan contundente, que parte del techo o cielo raso del aparato se desprendió de un lado. El miedo y nosotros nos confrontamos más acentuadamente en ese momento, y nos dijimos, entre miedo y coraje: «En esta vaina no me monto más». Y al regresar a Nueva York, lo hicimos por otra línea aérea.

Pocos días después Dominicana de Aviación pasó a la historia, perseguida por un montón de acreedores, ente ellos sus empleados, quienes se quedaron «sin pito y sin flauta», pues su salario estaba atrasado, y luego, no supimos si les pagaron las prestaciones laborales.

Dominicana de Aviación tuvo siempre muchos tropiezos. Quizás la persona que más luchó para que «la Línea Bandera Nacional» viajara Nueva York, fue el doctor José A. Quezada, quien como director de la Corporación de Empresas Estatales (CORDE) era jefe mayor de la empresa. En más de una vez publicamos artículos denunciando las fallas administrativas, de servicio, de la compañía aérea, y cuando eso sucedía (eso lo vimos al menos dos veces) Quezada recortaba el artículo periodístico, y lo acompañaba con una carta, remitiéndoselos a los responsables, para que enmendaran los errores.

Pero aquello siempre andaba de mal en peor, y las cojeras seguían. Más no obstante todas las tribulaciones que pasaban los pasajeros con vuelos retrasadas por horas o días algunas veces, muchos quisqueyanos tenían preferencia por dicha línea, por aquello de que era «lo nuestro».

Pese a las vagabunderías e irresponsabilidades que se registraban en dicha línea, sus clientes la preferían; quizás ese sentido patriótico ayudó que el servicio se prolongara un poco más de lo que se podía.

Se habló de varias malas administraciones de la compañía; de latrocinios. Se edificó un local multimillonario (dicen que fue algo exagerado) y en definitiva, hoy, ese edificio es algo así como un almacén de otras empresas.

Ojalá que al gobierno del presidente Leonel Fernández le atraiga la idea de resucitar a Dominicana de Aviación, que es dueña de una ruta. Y que motivara a empresarios privados, a que participen de esa empresa, como los hermanos León Asensio, José Luis Corripio (Pepín), Alejandro Grullón Espaillat, entre otros.

Esa resurrección sería buen negocio para el gobierno, la empresa privada, el país, y de aceptación por miles de criollos que antes, con tanto orgullo, miraban cuando un avión, con la bandera dominicana, aterrizaba en el Aeropuerto Kennedy de Nueva York.

Para la meditación de hoy: Hay un chiste que refiere el caso de un general, que estando entre varios subalternos, preguntó qué hora era. Un adulón, de los que siempre rodean a la gente que detenta algún poder, exclamó de inmediato: «¡La hora que usted diga, mi general!» Tu, sin ser general, ni tener aduladores en tu entorno, puedes tener, digamos, el tiempo o edad que quieras. No olvides que tu coleto hay ingredientes eternos que te pusieron desde tus orígenes, y con que tu pizca de eternidad, tienes poder divino, como hijo de Dios. Luego, la edad, es un estado mental; de rechazo, o aceptación.

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