Resulta imposible descartar la figura de Rafael Trujillo

Resulta imposible descartar la figura de Rafael Trujillo

POR JOSÉ PIMENTEL MUÑOZ

El dictador Rafael L. Trujillo emergió  y fue tema de conversación de primer orden  en una tertulia reciente de intelectuales de San Cristóbal residentes en Santo Domingo, igual como ha ocurrido en distintas actividades de nativos de esa ciudad  celebradas en los últimos años.

El expositor principal en el encuentro,  el doctor Mario Read Vittini, puso sobre el tapete a Trujillo  -aunque en los planes del organizador estaba el que no se hicieran referencias a él-  y llegó a afirmar que “era poseedor de una mente completamente abierta y tenía un concepto político extraordinariamente profundo”.

“Trujillo es una de las figuras más complejas que uno pueda conocer. No era una mente simple. El no tenía cultura en el sentido de formación cultural literaria, etc. Pero tenía culto por los intelectuales. Le encantaba estar entre la gente culta e intervenir y oír con mucha atención”,  dijo Read Vittini, el segundo de ocho expositores.

Todo ocurrió en el “Primer encuentro de periodistas, escritores e intelectuales de San Cristóbal residentes en Santo Domingo”, que tuvo como escenario el foro Pedro Mir, de Librería Cuesta.

El organizador, José Pimentel Muñoz, se encargó al principio de precisar los propósitos de la actividad, que atrajo a 67 sancristobalenses, la mayoría radicados en la capital y algunos venidos desde el cercano poblado.

“Los pueblos, señores, pierden a sus mejores hijos. Por motivos fundamentalmente económicos se produce un flujo migratorio hacia otros lugares, especialmente hacia la capital del país,  y las comunidades del interior van quedando sin sus hijos más ilustrados. San Cristóbal no ha sido una excepción a esta corriente. De ahí que el motivo número uno de esta actividad sea provocar que algunos de sus hijos  más notables vuelvan la mirada y el pensamiento hacia al lar nativo”, observó.

Y añadió: “más que un encuentro, esta es una tertulia de amigos sobre temas pueblerinos”. Anunció a seguidas su proyecto de editar un libro que recoja  los artículos de interés permanente que sobre asuntos puramente sancristobalenses ha escrito durante su ejercicio periodístico y que incluya  un artículo de cada escritor nativo de esa ciudad  que lo desee. ículos, aclaró,  sobre estampas, historias, anécdotas y vivencias pueblerinas de las últimas décadas.

San Cristóbal, estimó Pimentel Muñoz “sí tiene quien le escriba. Cuenta con 25 personas ejerciendo periodismo en Santo Domingo. Y por lo menos 20 sancristobalenses  han editado libros sobre temas diversos”.

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Otro de los fines del encuentro era, apuntó, “escuchar sugerencias de nombres para colocar  a calles de barrios nuevos surgidos en las periferias de San Cristóbal”. Se trata, informó, de un proyecto que se ha comprometido a apoyar, con la colaboración de los periodistas y escritores, el síndico de San Cristóbal, Nelson de la Rosa, quien se encontraba presente.

READ VITTINI

Read Vittini, abogado, próximo a cumplir 80 años de edad y con largo historial como dirigente político, fue -de los oradores invitados- el primero en hablar. Ofreció una serie de datos históricos sobre San Cristóbal –lo que llamó “salpicón de episodios“- uno de los cuales se refería al motivo por el cual se construyó, como vía principal del poblado, la hoy avenida Constitución. Es recta y llana, destacó, porque esa era la trocha del ferrocarril que iba desde las minas de San Francisco a Puerto Palenque. Habló, entre otras cosas, de la fundación de la aldea de San Cristóbal, del asentamiento de familias francesas durante la intervención haitiana y de la construcción del parque Central.

La primera mención de Trujillo la hizo al señalar que una vez Modesto Díaz le dijo privadamente, “Mario, yo fui el primer trujillista que hubo en el país. Yo fundé el primer grupo trujillista en 1924 cuando a Trujillo lo hicieron mayor comandante de la zona Norte del país a la muerte del mayor César Lora debajo del puente Yaque. Yo contribuí a crear este monstruo y tengo que contribuir a destruirlo”. Díaz fue uno de los participantes en el complot que costó la vida a Trujillo el 30 de mayo de 1961. Su hermano Juan Tomás Díaz fue otro de los involucrados en la acción.

Recordó algunos episodios de la toma de posesión de Trujillo el 16 de agosto de 1930, cuando a las pocas horas de juramentarse en Santo Domingo y de asistir a una recepción en el hotel Fausto, se trasladó a caballo a San Cristóbal y se le ofreció una fiesta en el Club de Damas. Ese día estuvo un rato sentado en el patio de la casa de Federico Read, abuelo de Read Vittini.

Más adelante se refirió a las dos estatuas ecuestres de Trujillo, una de las cuales se colocó a la entrada de San Cristóbal –siendo derribada por las turbas al poco tiempo de su muerte-  y otra quedó en el puerto de Cádiz sin ser embarcada hacia el país debido al  descabezamiento del régimen. Igual ocurrió con una estatua de Ulises Hereaux (Lilís), la cual quedó en el puerto de Barcelona lista para ser embarcada hacia Santo Domingo cuando el dictador fue muerto a tiros en Moca.

OTROS EXPOSITORES

 El doctor José Silié Gatón, nacido en San Pedro de Macorís, abogado, quien vivió varios años en San Cristóbal en las décadas del 40, 50 y 60, siguió a Read Vittini  y dijo que esa ciudad representa su segunda patria. Allí se casó y tuvo tres hijos. Fue maestro de artes manuales, locutor y funcionario judicial.

Tras felicitar la idea de hacer la tertulia, que estimó es una manera de hacer historia,  lamentó que “ahora mucha gente le tiene fobia a San Cristóbal después que tanto fueron corriendo allá detrás de Trujillo el Benefactor. Ahora eso es una mala palabra. Hay que ser sincero, leal a sus principios y reconocer las virtudes de quien sea, buena o mala la persona, y eso hay que reconocerlo”. 

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A continuación, Mauro Castillo, doctor en sicología, tomó la palabra y narró una serie de vivencias en su lar nativo. Era hijo del doctor Manuel Castillo Corporán (Castillito), quien se hizo abogado no muy joven y murió asesinado por delincuentes a finales de la década del 60.

Contó cómo fue el primer paletero de San Cristóbal que aprendió palabras en húngaro a finales de la década del 40. Lo hizo para poder vender con facilidad –especialmente en la piscina del hotel San Cristóbal y en el entonces cine Angelita- a los húngaros  que habían llegado a la ciudad en buen número a trabajar en la armería.

Uno de los extranjeros que hablaba español le enseñó a decir en húngaro los nombres de las golosinas, especialmente chocolates, que vendía, para así ofertárselos con facilidad a  los recién llegados, que causaron gran impacto en la apacible comunidad.

En la narración de sus vivencias sacó a colación, inesperadamente, a Trujillo, al contar el origen de un  comercio que tuvo su padre a mediados de la década del 40 en las afueras de San Cristóbal, en el  kilómetro 4 de la carretera a Baní. El comercio, reveló, se puso a instancias de Trujillo, quien le prestó a su padre mil pesos, en los inicios de la hacienda Fundación, cuyos predios estaban en los alrededores. El Jefe le instó a poner el comercio cuando Castillito le pidió ayuda  por encontrarse sin trabajo.

El dinero, que el doctor Castillo estima eran “como cinco millones de pesos de hoy”, su padre lo fue pagando en sumas parciales que debía depositar en la administración de la hacienda.

El negocio tuvo mucho éxito, entre otras cosas porque tenía clientela asegurada con los trabajadores de la finca del dictador e incluso iban personas de San Cristóbal a comprar.

En plena segunda guerra mundial, en 1944, vendía gas (kerosene) que su padre conseguía a través del general Federico Fiallo. “Mi papá le decía a todo el que pasaba por ahí, que el que compraba un peso se le vendía una botella de gas. El que compraba dos pesos se le podía vender dos botellas de gas. Y eso era oro molido en esa época. Teníamos una actividad constante y nos levantábamos a las 4 de la mañana a envolver paquetes de azúcar”, apuntó.

Entonces, el hoy sicólogo –que tenía menos de diez años de edad- venía a pie a San Cristóbal, junto a un hermano, a estudiar. No había carros públicos. El chofer de un automóvil que iba del ingenio Caei a la capital,  a veces -cuando estaba lloviendo- los montaba en el estribo.

Reveló que su padre hizo estudios secundarios y universitarios siguiendo consejos que le dio Trujillo, quien siempre pasaba por el lugar –a veces vestido de blanco- en un carro Ford color verde, placa 501. Un día Trujillo pasó y, en su peculiar estilo de hablar, le dijo: “estudia, no seas pendejo, carajo”. Fue así como Castillito se juntó con Ramón Otilio Rivera Alvarez, quien más tarde fue conocido abogado en San Cristóbal, y decidieron seguir el bachillerato. Entonces padre e hijos venían a pie desde el kilómetro 4 a San Cristóbal, el primero a la escuela normal y los muchachos a la escuelita de Enedina Puello Renville. Después, Castillito iba a la Universidad de Santo Domingo, junto a varios compañeros, en un vehículo que pagaban entre todos.   

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EL SINDICO

El síndico de San Cristóbal, Nelson de la Rosa, habló después y tras anunciar su respaldo a las ideas de producir libros sobre San Cristóbal y de designar con nombres adecuados a calles de nuevos barrios, hizo referencia a Trujillo: “Trujillo es de San Cristóbal. Es de todos nosotros. Si es bueno es de nosotros. Y si es malo es de nosotros. El Trujillo al que mucha gente le tiene miedo. Bueno, algunos porque verdaderamente son antitrujillistas y otros porque son multimillonarios hoy con la riqueza de Trujillo”.

Alberto Despradel favoreció que se integre un grupo de hombres y mujeres que escriba una historia seria de San Cristóbal, “un equipo que formule las líneas maestras de una investigación sobre la historia de SC, que no existe. Los testimonios de personalidades y personeros son fundamentales, pero ese es el aspecto folklórico. Lo esencial es dotar a San Cristóbal de fundamentos consistentes que nos permitan aterrizar y no seguir siempre fabulando”.

Vuelve Trujillo

Fue entonces cuando retomó la palabra el doctor Read Vittini, quien a los 23 años de edad fue vicepresidente de la junta central  directiva del Partido Dominicano y ocupó distintas posiciones oficiales de segundo nivel en el gobierno trujillista hasta que en 1959 se enroló, subrepticiamente, en el movimiento revolucionario 14 de junio. El 21 de febrero de 1960 se asiló, junto a 16 compañeros, en la embajada de Brasil, partiendo hacia el exilio  el 22 de marzo de ese año.

Manifestó: “entiendo perfectamente el interés que tienen los sancristoberos en particular y los dominicanos en general de conocer detalles de las actuaciones de Trujillo. He querido dejar pasar unos años para que se apaciguen las pasiones, pero parece que no se van a apaciguar. Trujillo es una figura apasionante y tiene amigos muy apasionados y enemigos más apasionados todavía. Habrá que escribirlo siempre. No tengo problemas en decir lo que pienso. Trujillo tuvo muchas distinciones conmigo. Yo fui antitrujillista aunque no tenía personalmente nada contra él.   Incluso en Acción Democrática en Venezuela nos preguntaron una vez a un grupo de exiliados qué motivos teníamos para ser antitrujillistas. Después que uno dijo que le habían matado un hermano, que le habían violado una hermana, que le habían quitado la propiedad, yo le dije que si fuera a juzgar a Trujillo por lo que hizo conmigo, yo debía ser uno de los primeros trujillistas. Porque Trujillo tuvo conmigo nada más que atenciones, distinciones y consideraciones. Me dio posiciones muy elevadas muy joven yo; no porque yo las merecía  sino porque él quiso. Me distinguió siempre y repito que si fuera a juzgar a Trujillo por lo que hizo conmigo, debía ser uno de los primeros trujillistas. Soy antitrujillista no por lo que hace  conmigo sino por lo que hace con el pueblo dominicano, por lo que ha hecho con muchos dominicanos y que eventualmente pudo haberlo hecho conmigo. Soy antitrujillista porque considero que su régimen es un atentado a la dignidad humana. Y después le dije: el gran error de los enemigos de Trujillo es creer que Trujillo es un guardia patán que solo sabe resolver los problemas a culatazos y patadas. Yo conozco a Trujillo de cerca y una de las mentes más abiertas y más alertas que he conocido en mi vida es la de Trujillo. Una mente aguda para la que no hay un enemigo pequeño. Está alerta no 24, sino 48 horas al día y para él no hay enemigos pequeños. Cuando tiene alguien que le molesta o lo hace su amigo o lo destruye. El no conoce  términos medios.

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Trujillo es como un felino, como un tigre, que cuando lo hieren se repliega  y se lame y cuando sale de ahí no quedan títeres con cabeza”.

Read Vittini, con su estilo de hablar pausado, agregó: “Yo conocí muy bien a Trujillo. El expresó muchas cosas íntimas y me buscaba con los ojos y me decía: que tomen nota los que hayan de escribir mañana la historia dominicana”. Fue ahí que emitió sus juicios sobre la mentalidad del dictador, nacido en San Cristóbal en 1891 y ultimado a tiros cuando se dirigía a esa ciudad en 1961.

Una de las cosas de las que escuchó hablar a Trujillo fue de la visita que hizo en su yate a Puerto Príncipe                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            tiempos después de la matanza de los haitianos ocurrida en 1937,  de la forma en que se vistió para impresionar a los haitianos y del masivo reparto de macutos llenos de comestibles que hizo en la población. Buena parte de esos macutos, que tenían dentro una foto del Generalísimo, se llenaron en la casa de familia Read en San Cristóbal, afirmó. Trujillo contaba, según Read Vittini: “y me puse mi uniforme de Generalísimo, blanco, con todos mis entorchados dorados, con todas mis medallas, con ese sombrero emplumado que tanto me han criticado, el bicornio. Ustedes saben por qué?. Por que estos son pueblos primitivos a los que hay que impresionar, que vean a uno como un demiurgo. Ustedes saben lo que quiere decir eso?. Como un semi Dios, lejano y poderoso del que pueden esperar muchas cosas buenas si se portan bien y un castigo muy severo si se portan mal.

Añadió que “después del corte, cuando hizo su primera visita a Haití, era un actor consumado, un histrión de pies a cabeza. Era de todo. Era guionista, era tramoyista, era armador de la obra, era director y era el principal actor, como si fuera el protagonista de la obra. Y lo hacía magistralmente. Tenía un concepto tan claro de lo que hacía”.

Después de Read Vittini hablaron sobre temas diversos Generoso Ledesma, comentarista de televisión, y Martha Olga García, abogada. Pimentel Muñoz explicó que no estuvo en sus planes que se hablara de Trujillo en vista de que tiene proyectada para el futuro inmediato una mesa redonda titulada “Moca y San Cristóbal: el vínculo Trujillo y otros nexos históricos”, en la que expondrían armoniosamente intelectuales de los dos pueblos. Jorge Guigni le contestó: “es inevitable: si hay sancristoberos juntos se habla de Trujillo”.

José Osvaldo Leger, quien permaneció atento a las exposiciones y al igual que otros  no pudo hablar por falta de tiempo, expresó al organizador su queja porque el Ayuntamiento de San Cristóbal no se ha preocupado por la restauración de la Casa de Caoba, de Trujillo,  para lo cual se creó, mediante ley impulsada por él cuando era senador, un patronato. “Mientras los sancristoberos no nos pongamos de acuerdo respecto a Trujillo, restauremos la Casa de Caoba –que puede atraer miles de turistas interesados en ver cómo vivía Trujillo- e incluso traigamos su cadáver, como lo plantee e una ocasión públicamente, no vamos a ser sinceros unos con otros”, manifestó. 

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