Resultados electorales: Crónica de un conflicto anunciado

Resultados electorales: Crónica de un conflicto anunciado

La tozudez, insensatez y el autoritarismo de un Tribunal Electoral, que está llamado a ser un paradigma en fiscalidad y justicia electoral durante todo el proceso, ha mostrado prepotencia y poca flexibilidad en sus decisiones.
Pues así los percibimos los miles y miles de dominicanos que nos preocupamos por un discurrir eleccionario lo más exitoso posible.
Este trascendental evento de la democracia, no podemos permitir que intereses particulares lo enturbien con decisiones inaceptables, ilógicas y cuestionadas por la sociedad nacional e internacional.
Entendemos que la JCE deberá evitar a toda costa que se cuestionen e ilegitimen los resultados electorales.
Sus decisiones deben ser consensuadas y lo menos hirientes posibles a ningunas de las partes contendientes; pero tampoco puede demostrar parcialidad y negación absoluta en escuchar y decidir de manera equilibrada.
Siempre ajustada al mandato de la Ley electoral, como le exigen los partidos de oposición y gran parte de la sociedad civil.
Creemos sin dudas algunas, que vista la posición del organismo rector, al cierre de las votaciones en los diferentes colegios surgirán desacuerdos y conflictos entre presidentes de mesas y delegados de los partidos. Habrá dificultades en donde muchos reclamarán cumplimiento de la ley, otros cumplimientos de órdenes ejecutivas; en cuanto al conteo de votos manualmente.
Desde ese escenario se vislumbra innumerables impugnaciones que se convertirán en una crisis pos electoral, llevando al extremo de deligitimizar las elecciones, y crear un estado de desasiego social, cosa que la Junta Electoral y los partidos deben evitar.
En un proceso tan complejo se debe accionar en dirección a un feliz término, donde las partes sin excepción se sientan satisfechas del manejo gerencial del mismo. Como ciudadano elector me siento preocupado por los posibles acontecimientos negativos que puedan acarrear decisiones irracionales.
Ojalá la JCE reflexione y asuma su verdadero rol de juez imparcial, escuchando los reclamos de los actores de las elecciones, que son los partidos y el pueblo que quiere paz, cambio y desarrollo.
Un pueblo que solo es validado cada cuatro años y que espera que se le respete su decisión de elegir a quien considere ser la persona más idónea para que administre el destino del país.

Señores miembros de la Junta: Que predomine la igualdad. Todavía hay tiempo suficiente para revocar una decisión que parece inducir al país a un callejón sin salida. Evitemos conflictos poselectorales y cuestionamientos del mundo.

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