Resultados estimulantes

Resultados estimulantes

En el último año y como parte del buen desempeño de la economía, el Gobierno ha logrado adecuar indicadores tan importantes como la paridad cambiaria y la reducción de una tasa de inflación de dos dígitos que obedecía tanto a la devaluación de la moneda como al estado de desconfianza general que propiciaba la especulación.

Fue en virtud de ese estado de cosas que al término del Gobierno anterior el sector agropecuario llegó a tener un crecimiento negativo de 0.7% y los índices de precios provocaron una carrera inflacionaria que alcanzó dos dígitos.

En el cuadro actual del comportamiento de la economía, que mantiene buenos índices de recuperación a pesar de adversidades locales y foráneas, como la crisis petrolera y los embates de las inclemencias del tiempo, el comportamiento de la agropecuaria se posiciona entre los que mejores expectativas presentan para el sostenimiento de bajos niveles de inflación, adecuado abastecimiento de alimentos y rentabilidad para los productores.

–II–

La política agropecuaria oficial, aplicada a través de la Secretaría de Agricultura, ha logrado reunificar los criterios de sostenibilidad que habían sucumbido ante el peso de una tasa cambiaria que hacía insostenible la inversión, pues, entre otras cosas, colocaba los precios internos en competencia desventajosa tanto en el mercado local ante renglones importados, como en los mercados del exterior.

Recientemente, en un documento hecho público en los medios de comunicación, setentitrés organizaciones, empresas y entidades de productores agrícolas y pecuarios de todo el país valoraron como positiva la política agropecuaria del Gobierno, entre otras cosas porque ha logrado la sostenibilidad de las inversiones en este ámbito de la economía.

Lo anterior está corroborado por los volúmenes adecuados de producción y abastecimiento de alimentos de origen agropecuario y por niveles de precios que solamente son perturbados por la influencia de factores exógenos como las alzas de los hidrocarburos, cuyos efectos, inevitablemente, inflan costos y precios de todos los bienes y servicios.

–III–

Ha habido una respuesta rápida en momentos en que inclemencias atmosféricas han anegado las zonas arroceras o arrasado plantaciones de plátanos. Ha habido, también, un control más estricto de las importaciones de renglones del campo, importaciones que otrora perjudicaron a muchos productores nacionales.

Los esfuerzos, pues, han llevado estabilidad a la producción agropecuaria y permiten la cobertura de la demanda interna, incluyendo la que se origina en el sector turismo.

Así pues que los signos positivos que se advierten en la agropecuaria estimulan a creer que este sector está llamado a jugar un papel de primer orden en estos tiempos en que los precios de los hidrocarburos subyugan las economías de países como el nuestro.

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