Resultó ser una gran estafa

Resultó ser una gran estafa

Fidelio Despradel
Para aquellos y aquellas que no escucharon el último programa de Nuria Piera, el pasado sábado, les informo que la tenaz y brillante comunicadora denunció, pruebas en mano, que el principal promotor de la isla de los piratas, el cubano americano Augusto Menéndez, es, nada más y nada menos, un estafador profesional, promotor del defenestrado proyecto «Ciudad Internacional» (en la cercanía de Boca Chica) a través del cual estafó a centenares de dominicanos y dominicanas, principalmente en los Estados Unidos, al Banco de Reservas, a una firma de abogados local, una publicitaria y muchas otras entidades y personas.

Nuria no dejó piedra sobre piedra; mostró documentos, imágenes, entrevistas, y varias conversaciones con el propio señor Menéndez. Denunció también que algunos «honorables» socios dominicanos del señor Menéndez, ni siquiera quisieron contestarle el teléfono, para responder su denuncia y aclarar su participación en esta nueva estafa contra el Estado y el pueblo dominicano.

Es sabido que el movimiento de resistencia contra el proyecto de la isla de los piratas ha venido creciendo; que cada día se integran una mayor cantidad de personas e instituciones, y que ya dicho movimiento ha tomado las calles, los parques, el malecón y otros sitios públicos.

Es sabido también el papel que ha jugado la Academia de Ciencias de la República Dominicana en la denuncia de este proyectado crimen ecológico y estafa contra el Estado y pueblo dominicano. Que se ha demostrado, con creces, el daño irreparable que el proyecto significaría para el país, y la naturaleza onerosa del contrato enviado por el poder ejecutivo al Congreso, para el conocimiento y aprobación de este organismo.

O sea, se trata de una causa que ha encontrado eco en amplios sectores de la sociedad, recordándole a los dominicanos y dominicanas descre– idos/as, que no confían en las reservas de nuestro pueblo, que siempre es posible triunfar contra la ignominia, y que, si actuamos correctamente, podemos conseguir que una parte importante del pueblo dominicano se integre en todas y cada una de las grandes jornadas de lucha que habremos de librar para revertir el curso de deterioro moral, entreguismo y dependencia, al que ha sido inducida nuestra Nación.

Ahora que Nuria ha aportado el último grano de arena que hacía falta para mostrar lo que ya se veía claro, tanto en el proyecto de Contrato como en la idea misma de edificar una isla artificial frente a la ciudad de Santo Domingo, o sea, que estábamos ante un acto de traición y estafa a la Patria; ahora, repito, cuando todo se ve tan claro como la luz del sol, debemos hacernos y responder las siguientes interrogantes:

¿Qué nuevos pasos vamos a dar para derrotar en forma definitiva este nuevo y grande atentado contra nuestro país?

Con la gran capacidad de información que tiene el ejecutivo y los organismos de seguridad del Estado, ¿no estaba informado el señor Presidente de que, aparte de las violaciones a nuestra Soberanía y a nuestras leyes, que él ha jurado defender, estábamos ante una operación mafiosa, que incluía entre sus promotores a una persona con una prontuario de estafa en nuestro propio país?

¿No sabía esto el Consultor Jurídico? ¿No lo sabía el Procurador? ¿No lo sabía ninguno de los congresistas que le dieron luz verde a la discusión del proyecto enviado por el poder ejecutivo?

¿Qué va a pasar con los funcionarios que invitaron al señor Menéndez a la reunión que el Presidente sostuvo con inversionistas en España? ¿Acaso esos inversionistas están fraguando otras tantas islas de los piratas, entre los proyectos que nos están ofreciendo?

Y el señor Selman (padrino del proyecto) ministro de este gobierno, ¿qué dice de este intento de estafa, donde, si no fuera por la viril reacción de los dominicanos y dominicanas, pudo haberse hipotecado el futuro del país por los próximos 99 años?

¿Qué dice el CODIA, cuyo presidente apoyó esta estafa y crimen contra el país? ¿Qué piensa de las tratativas de dicho presidente, aprovechando su alta investidura para su propio beneficio?

¿Y el señor Eulogio Santaella?

Hace tiempo que vengo propugnando porque los dominicanos y dominicanas serias, no nos limitemos a ser serios, sino que, como nos enseñan Duarte y Martí, actuemos de acuerdo a la máxima de que, cuando mantenemos silencio ante un crimen que se comete ante nosotros, nos estamos haciendo cómplices de dicho crimen. ¡Es hora de que en nuestro país empiecen a brillar y prevalecer los  buenos dominicanos! ¡Es hora de colocar a los malos dominicanos, en el lugar donde siempre debieron estar: en el zafacón!

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