Resurge papel de papa en caso de abuso sexual en Argentina

Resurge papel de papa en caso de abuso sexual en Argentina

BUENOS AIRES.  El papel del papa Francisco en el caso más notorio de abuso sexual sacerdotal en Argentina está de nuevo bajo la lupa, en momentos en que enfrenta la mayor crisis de su papado por el encubrimiento de casos al interior de la Iglesia católica y las acusaciones de que el propio pontífice se puso de parte de los indiciados.

Francisco, quien entonces seguía siendo el cardenal Jorge Mario Bergoglio, encargó en 2010 un estudio sobre el proceso legal en contra de un sacerdote condenado, estudio que concluyó que el acusado era inocente, que las víctimas mentían y que el caso nunca debió de ir a juicio.

La Iglesia argentina dijo que dicho estudio obtenido por The Associated Press _de más de 2.000 páginas en cuatro volúmenes encuadernados y con reproducciones de pinturas de Johannes Vermeer en las cubiertas_, era para uso interno exclusivamente. Pero los documentos presuntamente terminaron en los escritorios de algunos jueces de las cortes argentinas que decidirían las apelaciones del reverendo Julio Grassi.

A pesar del estudio, la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina ratificó en 2017 la condena y la sentencia de 15 años de prisión en contra de Grassi, un reconocido sacerdote que administraba refugios para niños en situación de calle en Argentina.

El estudio, y el papel de Francisco en el caso de Grassi, han tomado nueva relevancia tras las acusaciones hechas por un exembajador del Vaticano de que Francisco, y una larga lista de funcionarios del Vaticano antes que él, encubrieron los actos de abuso sexual de un reconocido cardenal estadounidense.

Ni Francisco ni el Vaticano han respondido a las acusaciones de que Francisco restituyó al excardenal Theodore McCarrick en 2013 tras haber sido sancionado. El Vaticano no ha respondido a una solicitud de comentario respecto al papel de Francisco en el caso de Grassi.

En una entrevista exclusiva con la AP, una de las víctimas de Grassi, Gabriel, dijo que sigue a la espera de que Francisco reconozca su dolor después de que la Corte Suprema dictaminó que sí fue agredido sexualmente por Grassi cuando tenía 13 años de edad.

“Me gustaría que la Iglesia diga algo, pero lo veo como algo lejano”, dijo Gabriel, sentado junto a su psiquiatra. “Nunca nadie se acercó. Nadie en ningún lado. A nadie le importo”.

Francisco, exarzobispo de Buenos Aires, no era el obispo de Grassi ni estaba a cargo de él. Pero en 2006, la ahora extinta revista argentina Veintitrés publicó declaraciones suyas en las que afirmaba que las acusaciones en contra de Grassi eran “una saña informativa contra él, una condena de los medios”.

Dijo que se abstendría de juzgar hasta que se resolviera su proceso penal, pero el mismo Grassi testificó que Bergoglio “nunca me soltó la mano” durante el proceso legal.

Durante la presidencia de Bergoglio, la Conferencia Episcopal Argentina comisionó en 2010 al reconocido abogado de defensa penal argentino, Marcelo Sancinetti, para refutar la investigación de la fiscalía respecto a Gabriel y otros dos exresidentes de la Fundación Felices los Niños, cuyos casos fueron desechados en el juicio inicial.

En el estudio, Sancinetti concluyó no solo que las acusaciones contra Grassi no quedaron lo suficientemente demostradas, sino que “es objetivamente constatable la falsedad de cada una de las declaraciones”.

En los cuatro tomos, que se redactaron uno por año entre 2010 y 2013, Sancinetti acusó a Gabriel de cambiar su historia y de intentar extorsionar a Grassi. Pero una corte ya había desechado años atrás una denuncia interpuesta por Grassi, en la que acusaba a Gabriel de extorsión.

Sancinetti comparó “los enjuiciamientos y condenaciones de la actualidad a penas severas fundadas exclusivamente en la palabra de la persona que se dice víctima de abuso sexual y los procesos de brujería de la Edad Media”. Y en el último volumen, así como en la página web de su despacho, Sancinetti señaló que Francisco le había comisionado la obra. No respondió a las múltiples solicitudes de comentario.

La Corte Suprema de Argentina discrepó con el análisis de Sancinetti, y el 21 de marzo de 2017 ratificó la condena de 2009 contra Grassi por corromper y abusar sexualmente de Gabriel.

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