Resveratrol, un aliado del corazón

Resveratrol, un aliado del corazón

Las ciencias médicas avanzaron mucho en la segunda mitad del siglo XX y se esperan muchos más en este XXI, hay dos trabajos interesantísimos, que ya he citado en otra ocasión, uno del profesor de MIT, Leonard P. Guarante de 1991, quien buscaba el gen que prolongara la vida. Otro de David Sinclair, de Harvard, que perseguía igual fin trabajando con ratones, ambos notaron que el gen SIRT produce proteínas llamadas “sirtuinas” (nombre en inglés: sirtuins). El gen correspondiente en humanos se denomina SIR2 que también produce sirtuinas.
En sus investigaciones descubren que el resveratrol activa las sirtuinas. Los investigadores comprobaron que esa proteína protege los ratones de una impresionante variedad de enfermedades, incluyendo cáncer del colon y de los pulmones, melanoma, linfoma, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y Alzheimer. Si se comprueba que las sirtuinas tuvieran los mismos efectos en los humanos, indudablemente sería un gran paso para la medicina moderna.
Los científicos citados creen que resveratrol es el responsable de lo que llamaron la “paradoja francesa” (bajo este título publiqué estas ideas, se repiten por la importancia que le asigno). ¿Por qué los franceses con una dieta rica en grasas saturadas viven tantos años? ¿O los españoles? La respuesta parece ser tomar vino tinto regularmente que contiene resveratrol con un alto nivel de sirtuinas los protege de las enfermedades citadas. Este descubrimiento científico hace mucho sentido y amplía el concepto de la dieta, parece que no es tanto lo que se come, sino tan importante es lo que se bebe.
¿Se encuentra el resveratrol en la uva o viene de algún aditivo en la fabricación del vino? El resveratrol está en la piel de la uva y como la diferencia en la fabricación del vino blanco y del tinto, entre otras cosas, consiste fundamentalmente en que para este último, no solo se pone el jugo de la uva sino además su piel, tenemos resveratrol en el tinto y no en el blanco.
Para explicar esto, Sinclair elaboró la siguiente teoría de cómo actúan las sirtuinas: “Previene la activación de ciertos genes. Puesto que el cromosoma de una célula, si se extiende alcanza 1.80 metros, convirtiéndola en una molécula astronómicamente larga. En un momento dado solo una porción de los genes de esa larga cinta son necesarios, todos los demás deben quedar inactivos. La célula amordaza estos genes cuando no son necesarios envolviendo apretadamente el cromosoma con cromatina (chromatin), que es alimentada por la sirtuina”. Citado por Michio Kaku.
Continúa: “A veces, no obstante, ocurren perturbaciones catastróficas de estos delicados cromosomas, así como la rotura total de una de estas cintas. Entonces, las sirtuinas entran en acción, ayudando a reparar el cromosoma roto. Pero cuando las sirtuinas dejan su lugar para acudir en ayuda, deben abandonar su trabajo principal de silenciar los genes. Luego, los genes se activan, causando un frenético caos. Esta rotura, es uno de los principales mecanismos del envejecimiento.”
Si esta teoría resulta tan acertada en humanos como en las ratas, quizás suficientes sirtuinas impedirían las perturbaciones catastróficas de los cromosomas, no solo deteniendo el envejecimiento, sino revirtiéndolo. Fiel a su teoría, Sinclair manifiesta que mientras se comprueba la teoría recomienda tomar muchas sirtuinas, es decir, mucho resveratrol.
Por mi parte puedo dar testimonio que la ingesta de resveratrol ha aumentado mi HDL (high density lipids) es decir, los lípidos o grasas de alta densidad en la sangre que se denominan corrientemente como “colesterol bueno”. El resveratrol se consigue en vinos, como se ha dicho antes, y en cápsulas, de manera que quien no puede ingerir alcohol, también puede disfrutar de sus beneficios. Lamentablemente las cápsulas de resveratrol parece que no se encuentran en las farmacias dominicanas y aparentemente ninguna empresa la importa y ni difunde su uso.

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