El pasado 07 de octubre, el Poder Ejecutivo junto a las autoridades del sector económico y recaudador de la República Dominicana presentó la propuesta de reforma fiscal denominada proyecto Ley de Modernización Fiscal, con la que se buscaba eliminar exenciones a varios sectores y aumentar los impuestos debido al déficit presupuestario que afecta al país.
Durante la presentación del proyecto, el ministro de Hacienda, Jochi Vicente explicó que “tras dialogar con varios representantes de los diferentes sectores”, entre otras medidas, se aumentarían los impuestos a la mayoría de los artículos de primera necesidad, a las bebidas alcohólicas, a las bebidas azucaradas, marbete y variación del (Impuesto al Patrimonio Inmobiliario (IPI). También se iban a gravar los servicios ofrecidos a través de las distintas plataformas digitales, y se eliminaría la exoneración de impuestos contemplados en la Ley de Cine, en el sector turismo, entendiendo que estos sectores ya no necesitaban de la ayuda del Estado para continuar su desarrollo.
Las reacciones ante el proyecto no se hicieron esperar, sobre todo la clase trabajadora que se llevaba la peor parte y se vería seriamente afectada con estas medidas, lo que indica que quienes elaboraron este proyecto realmente no dimensionaron las consecuencias de impulsarlo ni mucho menos contaban con un consenso.
Este sábado el presidente de la República, Luis Abinader ha anunciado que retirará la pieza, «estoy procediendo entonces a solicitar el retiro inmediato del proyecto de Ley de Modernización Fiscal de la agenda del Congreso Nacional», declaró mediante una alocución.
De inmediato las reacciones no se hicieron esperar, y para mí fue alucinante ver tantos titulares y pronunciamientos de gente saludando la decisión, después de defender esa reforma fiscal con tanta firmeza.
Es evidente que la posición de la ciudadanía ha sido fundamental para que la reforma se haya detenido, o ¿qué creen que hubiese pasado si este proyecto no hubiese recibido tan amplio rechazo? pero también hay que tener claro que además pudo haber influido la presión de quienes deben pagar más y no quieren, no nos durmamos en los laureles.
Tengo que reconocer algo, para al menos poner sobre la mesa este tipo de proyectos se necesita cierta osadía, porque esta reforma debió aplicarse hace años, pero es difícil “echarse ese muerto». Por eso hoy le tomó la palabra al presidente de la República, Luis Abinader quien ha dicho estar en disposición de corregir los errores que contiene este proyecto de ley y estar dispuesto al diálogo y confío en que así sea.
Aunque el proyecto será retirado del Congreso Nacional por ahora , esto no significa que problema de déficit que tenemos se haya resuelto, todavía queda pendiente como es que el gobierno hará los ajustes necesarios para tales fines
Dicho esto, queda reflexionar sobre ¿cómo sería la reforma fiscal ideal? Para mí lo primero es que debe ser una reforma más equitativa y escalonada. Promover y motivar para formalizar a quienes no tributan; castigaría y perseguiría a quienes evaden impuestos como esos comercios que de manera descarada ni siquiera te aceptan el pago con tarjeta de crédito a la vista de todos.
También deshacerse de privilegios absurdos que envían un mensaje equivocado de lo que realmente significa la función pública y de elección popular como las exoneraciones que son utilizadas para traer vehículos de lujo para luego revenderlos a terceros, los fondos utilizados en el Barrilito y el Cofrecito solo por citar ejemplos.
Además, no aumentaría el impuesto de 10 % a 27 % sobre los ahorros de las personas físicas en el país, tampoco aplicaría más impuestos a los alimentos, productos y servicios de primera necesidad como la vivienda.
Que las mujeres dejen de pagar impuesto por algo tan necesario y esencial como los productos de higiene menstrual, (un estudio realizado en el 2021 arrojó que las niñas en República Dominicana perdían hasta tres días de clases por no tener toallas sanitarias) (BRA 2022).
En términos estratégicos, este proyecto debe ser mejor comunicado a la ciudadanía, más allá de post en redes sociales y grandes vallas, se hace necesario un esfuerzo pedagógico de comunicación para que la gente pueda comprender porqué es necesario este proyecto de ley una vez se corrijan los errores que contiene.
Uno de los aprendizajes que nos deja como ciudadanía estos días de tensión e incertidumbre, es la materia pendiente que tiene electorado sobre la calidad de los representantes que elegimos cada cuatro años.
También como quedaron al descubierto, lo oportunistas que pueden llegar a ser ciertos sectores defendiendo lo indefendible con tal de asegurar su cuota de poder y sus privilegios, sino pregúntenle a los miembros del Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) que se aseguraron que las iglesias evangélicas no fueran afectadas con la reforma en caso de ser aprobada.
Otro aprendizaje es la importancia de involucrarse en los asuntos políticos, salir de esa burbuja en la que muchos y muchas viven, para luego no lamentarse cuando los asuntos políticos afecten los intereses del colectivo. Desentenderse o irse a pasear un domingo de elecciones puede salir muy caro.
Necesitamos justicia fiscal, necesitamos un pacto fiscal, pero sobre todo que la ciudadanía siga pendiente.
Batey Relief Alliance (BRA) (2022)