Cerca de US$200 millones lograron retirar los bolivianos de los bancos por temor a un «corralito» (retención de depósitos) y a una apreciación brusca de la moneda nacional. La «corrida» se produjo en su mayor parte  el 29 de diciembre, tras la decisión del gobierno de subir entre 57 y 82% el precio de los combustibles, medida que finalmente fue desestimada tras violentas protestas.

El gobierno de Evo Morales informó  del retiro de fondos y acusó a la oposición de propagar rumores. Según el ministro de gobierno Sacha Llorenti, el dirigente opositor Samuel Doria Medina, jefe del partido Unidad Nacional, habló sobre la posibilidad de una apreciación importante de la moneda.