Retórica de la oposición le da de lado a los signos positivos de economía

Retórica de la oposición le da de lado a los signos positivos de economía

«La madre de todas las batallas» de la que hablaba en 2003 el líder de Irak Saddam Hussein, fue de lo más convencional y abundante en misiles y bajas; pero cuando se trata de echar adelante el funcionamiento productivo de un país es en la macroeconomía donde conviene librar combates a base de crecimiento, equilibrio y dinamismo de factores, estímulos a la inversión, estabilidad cambiaria y solidez de políticas favorables al desarrollo reconocidas por organismos internacionales al país. Lo que debe venir por añadidura en metas de creación de empleos, redistribución de ingresos e inclusión social no pasa de quimeras si faltan combustibles y estrategias que impulsen el aparato productivo.

Las insatisfacciones aparecen por doquier y faltaría bastante por hacer siendo lo normal y lo inevitable que las necesidades crezcan cuando de seres humanos se trata y las aspiraciones, por naturaleza, no tienen límites; lo que no quiere decir que el Estado, y los pujantes agentes principales de la economía «estén fallado en todo» o en casi todo como reflejan algunos desesperados discursos de aspiraciones al poder.

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La ausencia en el furor proselitista de los diagnósticos de la realidad nacional suscritos por entes externos y locales que la miden sin ninguna simpatía ni encono por ofertas electorales, es causada mayormente por las tribunas contestatarias de la acera del frente. Para ellas no sirven de nada los reconocimientos que arriban desde fuera de esta geografía incluyendo un informe del Banco Interamericano de Desarrollo, estrechamente vinculado desde siempre a la trayectoria de este país, al que describe como «modelo de desarrollo a seguir, de notable crecimiento por encima del promedio de la región».

Sería agredir la objetividad si esa visión positiva se festejara fuera de contexto: gravita sobre el futuro inmediato un vacío de reformas esenciales para vencer los crecientes déficits de ingresos-egresos del Estado tras una expansión desmesurada de la burocracia, el abuso de los parches para hacer caminar al sector público sin mejorar recaudaciones, actualizar el Código de Trabajo para proteger la convivencia, ampliar alcances de la Seguridad Social y sellar el hoyo grande del sistema eléctrico como causa principal de sus iliquideces y de un impresionante impacto fiscal negativo que distrae recursos para otros objetivos prioritarios de la nación.

DEUDAS SÍ O NO

Está en pie un dilema con inevitables interrogantes sobre el endeudamiento público: ¿Es República Dominicana un país sobreendeudado? El editor económico de HOY, Mario Méndez, se propuso recientemente emitir una respuesta diciendo que ese exceso no está ocurriendo «que no lo es»; con un condicionamiento: el Estado debe endeudarse «apoyado en la consolidación de las finanzas públicas a partir de la planificación y que vaya dirigido a proyectos de alta rentabilidad social y económica».

Explicó previamente que el país no aparece excedido de deudas si se mide su participación en los mercados crediticios a partir de su porcentaje del producto bruto interno (PIB) y si se toma en cuenta «la confianza de los inversionistas en los títulos de deuda dominicanos como es el riesgo soberano y la tasa de intereses que pagan los inversionistas por los bonos del país». Aseveró que el nivel de deuda de República Dominicana no ha entrado en el terreno de la preocupación en las calificadoras de riesgo.

«Obviamente, los niveles de deuda actuales, si bien no son preocupantes dado el potencial del crecimiento económico, la estabilidad y la resiliencia de su economía», sí exigen que el endeudamiento no esté dirigido exclusivamente a las urgencias del momento. Consideró ineludible que el contraer deudas sea siempre un instrumento que permita que parte de la riqueza generada en los países ricos sea dirigido al desarrollo nacional.

Miguel Collado Di Franco, vicepresidente ejecutivo del Central Regional de Estrategias Económicas (CREES) hizo sonar otra campana: «La República Dominicana está sobreendeudada debido a que paga más del 25% de los intereses de la deuda pública valiéndose de los ingresos tributarios». Recordó que así aparece, preocupantemente, en el Presupuesto General del Estado 2024. «Eso es mucho históricamente».

A su juicio, es inaplazable que la deuda pública esté respaldada por una consolidación fiscal basada en reglas bien concebidas y en una reforma tributaria. Restó importancia a la relación deuda/PBI que ha subido por la inflación más que por otra cosa. Puso de relieve que Estados Unidos, que es supuestamente el país más endeudado de Occidente, nunca permite que la proporción de sus débitos comparada con las recaudaciones pase de un 12%, mientras RD toma prestado y se ríe contrayendo el doble de obligaciones extractoras de recursos vitales.

EL LADO BONITO

Apuntando en otra dirección, en un reciente artículo publicado en el matutino El Caribe, Martín Polanco llegó a la conclusión de que «si se parte de las proyecciones positivas, República Dominicana se destaca en el escenario económico regional según los últimos informes de organismos internacionales» en los que aparece con un crecimiento del 5.4% para este 2024; con un Banco Mundial destacando la fortaleza de la economía nacional en el marco de América Latina y el Caribe.

Decía Martín que: «Esta posición privilegiada de la nación dominicana (en el caso de la publicada por el Banco Mundial) se logra incluso superando economías como la de Argentina que tiene una proyección negativa del -2.8%; Brasil con un 1.7% y México con 2.3%» . Y agrega categórico: «Este éxito económico no es fruto del azar sino el resultado de políticas económicas sólidas y de una estrategia proactiva en la atracción de inversiones extranjeras directas (IED)».

Defendiéndose de los tonos catastróficos de sus adversarios que recuerdan aquella grotesca alternativa de «Horacio o que entre el mar», el presidente Luis Abinader sostuvo al final del 2023 que «Nosotros llegamos al Gobierno y en agosto del 2020 la relación deuda con el Producto Interno Bruto era de un 62% y hoy esa relación está en un 60% (¿?) en momentos de crisis y cuando Estados Unidos elevo exponencialmente los niveles de deuda y la mayoría de los países también.

DEUDA PESA DEMASIADO

Además de estas visiones encontradas. el exgobernador del Banco Central Bernardo Vega, articulista destacado de HOY, describió al endeudamiento, en intención de predecir el futuro del país, como un verdadero chaleco de fuerza para el presupuesto de este año por el hecho de que apenas el 12% del gasto público será para inversiones y mejoras y un altísimo 88% será destinado a gastos corrientes, lo que implica que es baja la proporción de la inversión que haría el sector publico para ayudar al crecimiento de la economía.

«Y es que un 25% de todo lo que cobremos por impuestos tendremos que utilizarlo para el pago de intereses de la deuda interna y externa, para los subsidios de la gasolina, y la electricidad que el consumidor no paga y que sigue recibiendo; a la harina, a los fertilizantes y a la aplicación de tarjetas como la de Solidaridad que se llevan un 10% de lo que recaudan los impuestos».

En medio de este ir y venir de los pareceres, surge preocupación por lo que pudiera ocurrir ante la realidad de que aquel que resulte ganador de las elecciones de este mes tendrá que someter al Congreso una reforma fiscal que en opinión del experto Magín Díaz no sería apropiada sin un «análisis cuidadoso de la situación de cada impuesto del sistema tributario en su conjunto» pronosticado como casi seguro que la sociedad dominicana va a exigir que antes de someterla a mayores tributos se intensifique la lucha contra la evasión y el fraude, lo que sería un rechazo a un aumento indiscriminado de las tasas.

Así, donde las dan las quitan y ahora que el Presidente Abinader va, con favorable aceptación del electorado, hacia la renovación de sus ejercicios de poder, el recio economista con roles en un importante organismo multilateral, Juan Ariel Jiménez, ha tenido a bien «coronar» el actual primer mandatario como «campeón del endeudamiento en la historia dominicana», subrayando que «lo que ha ocurrido es que la deuda del sector público consolidado ha aumentado cerca de venticuatro mil millones de dólares».