RETÓRICA
Gran arma de Corea del Norte

<P><STRONG>RETÓRICA<BR>Gran arma de Corea del Norte</STRONG></P>

Kim Jong-un, líder de Corea del Norte

BBC Mundo. No existe ningún lugar como Corea del Norte y no hay nada parecido a la retórica de Corea del Norte.

He estudiado la propaganda de Pyongyang desde 1960. Se trata de una tarea deprimente que es animada por una sonrisa irónica.

La más reciente broma sobre «el venenoso crujido de su falda», en alusión a Park Geun-hye, la actual y primera mujer presidenta de Corea del Sur, fue ofensivo, pero es una frase deslumbrante.

Esa es una excepción. La mayor parte de la prosa de Pyongyang es pesada y estridente. Rica en hipérboles y en hagiografía, pero de una calidad más bien promedio.

Es jactanciosa y amenazante. Siempre ha sido así.

En la era de internet, todos (excepto en Corea del Sur, donde absurdamente se prohíbe) pueden leer este material… Claro, si tienen paciencia.

La Agencia Central de Noticias Coreana, el periódico del partido Rodong Sinmun y otros medios de comunicación están en internet, en inglés y en otros idiomas. Los invito a echarles un vistazo.

Leer estos textos es como entrar en un universo paralelo, es como entrar a un túnel del tiempo. La publicación Pyongyang Times de la actualidad es un regreso a la década de los años sesenta.

Hay mucho de continuidad, pero al mismo tiempo hay un cambio.

En los últimos 16 meses, desde que Kim Jong-un se convirtió en el nuevo líder de Corea del Norte, tras la muerte de su padre, Kim Jong-il, la retórica se ha intensificado.

Lo que era ruidoso, ahora hace mucho más ruido; lo que era fuerte, ahora es feroz.

Siguiendo una popular broma, si antes el volumen se ubicaba en el número 11 (en una escala en la que el máximo valor es 10), ahora el nivel se sale totalmente de la escala.

«Amenazas tontas». Evidentemente los insultos han sido una constante.

Pero amenazas directas eran raras.

En abril de 1994, durante la primera crisis nuclear, hubo conmoción cuando un delegado del norte en las negociaciones intercoreanas amenazó con convertir la capital del sur, Seúl, es un «mar de fuego». Eso se salió de cualquier proporción. El funcionario que pronunció dicha frase fue suspendido.

Pero, bajo el liderazgo de Kim Jong-un, y especialmente este año, la retórica espeluznante se ha vuelto una denominador común.

Actualmente, Pyongyang Times incluye artículos con titulares como:

«Unidades del Ejército Popular de Corea a la espera y enfocándose en sus objetivos»

«No se necesitan: prisioneros, disculpa, rendición»

«Quema al enemigo hasta las cenizas»

«Arrójalos al horno»

«Los adolescentes se comprometen a unirse al ejército»

También son novedosas las amenazas de atacar con armas nucleares al territorio estadounidense. (Ellos no pueden y ellos saben que nosotros sabemos).

Esa hipérbole estaba limitada a Kim Myong-chol, un coreano en Japón que es visto como el portavoz de Corea del Norte.

Kim es una persona alegre, famosa por sus rabiosas diatribas como la de 2006: «La guerra está llegando a suelo estadounidense», le dijo a Asia Times.

Pero los propios medios de comunicación de Pyongyang nunca habían hablado de esa manera… hasta ahora.

Acaso ¿Kim Jong-un contrato a Kim Myong-chol?

«Enjambre de ratas». El expresidente Lee Myung-Bak fue blanco de insultos por parte de los medios de comunicaicón norcoreanos.

La última escalada de la retórica tiene un precedente: la campaña de vilipendio, del año pasado, contra el entonces presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak. Pura exageración.

Corea del Norte lo odiaba por ser un político de línea dura y fue objeto de fuertes epítetos: traidor, marioneta, peón de Estados Unidos.

A inicios del año pasado, la agencia de noticias oficial de Corea del Norte publicó con gran despliegue el siguiente mensaje: «Déjennos cortarles las tráqueas al enjambre de ratas que dirige Lee Myung Bak» y lo relacionó con una serie de caricaturas en las que se veía a Lee como una rata muerta.

Los dibujos no necesitaban ir acompañados de leyendas, pero una de ellas decía: «El sucio y peludo cuerpo de una rata como Myung-bak está siendo apuñalado por bayonetas. Una está en su cuello y su corazón ya está abierto. La sangre se está saliendo».

Este tratamiento comenzó poco después de que Kim Jong-un asumió el liderazgo.

El pretexto, falso como siempre, fue la supuesta actitud irrespetuosa de Lee cuando Kim Jong-il murió.

La agencia de noticias oficial de Corea del Norte dijo que millones de furiosos ciudadanos querían marchar hacia el sur para matar a Lee y a tres generaciones de su familia.

Toda la situación llegó a niveles exagerados que uno temía sobre cómo terminaría, pero finalmente culminó.

«Fantasía». La encendida retórica de Corea del Norte puede deberse a la necesidad de Kim Jong-un de probar su propio liderazgo.

A mediados de 2012, las caricaturas y las diatribas contra Lee le dieron paso a críticas menos personales.

El cambio de tono desde ese año sugería que se trataba de una acción de Kim Jong-un.

La «declaración especial» del 30 de marzo que decía que «desde este momento, las relaciones Norte-Sur serán puestas en estado de guerra» le advierte a todos los enemigos que «es claro que en la era del mariscal Kim Jong-un, el comandante más importante de la historia, todas las cosas serán diferentes en relación con el pasado».

Eso del «más importante» debe estremecer a muchos historiadores. ¿Están diciendo que este joven, con cero experiencia militar, es más grande que su abuelo Kim Il-sung, un verdadero guerrillero que luchó contra Japón?

Por supuesto que no, pero Kim Jong-un se tiene que probar a sí mismo. A falta de hechos, necesita palabras.

¿Podría el solo hecho de hablar de guerra precipitar algo real, inminente? Ese es el riesgo y por eso la vigilancia es esencial.

Las ameanzas diarias de Pyongyang son una fantasia. Si llegaran a hacer algo, sería un suicidio.

Kim Jong-un disfruta de sus comodidades, no tiene apetito por el martirio. Él se esta divirtiendo como un joven lo hace frente a un videojuego, incluso cuando él está jugando con fuego.

Una pista descuidada puede ser la reunión militar del 28 de marzo.

Kim Jong-un ofreció lo que la agencia oficial de noticias calificó como «un discurso histórico». El texto no fue publicado, pero la agencia citó al líder diciendo que la «reunión no tenía que ver con operaciones militares».

Pero de hecho, los asistentes eran funcionarios de información de todos los sectores del Ejército Popular de Corea.

Entonces ¿a quién está movilizando Corea del Norte? A sus propagandistas, cuyo trabajo es usar palabras belicistas, no pelear.

El inglés de Corea del Norte, aunque a menudo extraño, es usualmente correcto. Espero que con mi comentario no vaya a poner en aprietos a algún pobre subeditor de la agencia de noticias oficial.

*Investigador superior honorario de Sociología y estudios modernos de Corea en la Universidad de Leeds, Inglaterra.

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