Retorno de Berge Minelli, en el Museo
de las Casas Reales

Retorno de Berge Minelli, en el Museo <BR>de las Casas Reales

POR AMABLE LÓPEZ MELÉNDEZ
A Berge Minelli Tejada (San Francisco de Macorís, 1954) lo registramos por primera vez a raíz de su participación en: «Generación del 80/Sus inicios»(Casa de Bastidas, 1983), exposición que, con el paso de los años, deviene en una especie de acontecimiento mítico para los propios creadores y creo que hasta para cada uno de los especialistas o «accionistas» del arte dominicano de las últimas dos décadas.

Pero más notable sería su presencia en la gran exposición aniversario del «Colectivo Generación 80″(Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, 1984).

Hacia finales de la década de los 70 y principios de los 80 del siglo XX, Expresionismo, Geometría Sensible e Informalismo, atraen especialmente a los jóvenes artistas en Santo Domingo. Entre los pintores, Berge Minelli activa en un primer «grupo de ataque» cuyo potencial era el mismo de artistas como Pedro Terreiro, Hilario Olivo, Radhamés Mejía, Gabino Rosario, Tony Capellán, Belkis Ramírez, Lizette Mejía, José Ramón Medina, Genaro Phillips, Dionisio de la Paz, Jesús Desangles, Víctor Ulloa y Elvis Avilés.

Ya en sus iniciáticos ejercicios creativos, Berge Minelli asume el compromiso con una práctica pictórica distintiva en la búsqueda de un universo visual personal cuya enfática libertad expresiva nos deja ver su sensible filiación abstractoexpresionista. Universo saturado de imágenes resultantes. Imágenes a través de las cuales también se apreciaba su saludable asimilación de los cimientos de la pintura dominicana de la modernidad. Lo cual no debe sorprender, dada su sólida formación en la Escuela Nacional de Bellas Artes (1975-79), donde tuvo como maestros a artistas de la talla de Marianela Jiménez, Gaspar Mario Cruz, Antonio Prats Ventós, Domingo Liz, Lepe y Rosa Tavárez.

Desde mediados de la década de los 80, Berge Minelli se alejó radicalmente de las exposiciones y del ambiente cultural citadino. Durante más de 15 años ha permanecido retraído. Autosilenciado. A discreción entre las sombras. Enseñando lo aprendido en la Escuela de Bellas Artes de su pueblo natal. De repente, el Museo de las Casas Reales acoge oportunamente «Tiempo-Objeto», interesante selección de pinturas abstractas que nos deja ver los palpitantes resultados de su obsesiva fuga hacia la soledad y de su inminente retorno hacia la luz.

Aunque en marzo del 2004 Siena Art Gallery de San Juan, Puerto Rico, presentó una muestra de su última producción, «Tiempo-Objeto» viene a ser realmente la primera exposición individual de Berge Minelli en Santo Domingo. Esta muestra se sostiene en una apretada selección, compuesta por más de veinte acrílicos sobre tela y papel. Se trata de una serie de ejercicios pictóricos inteligentes y rigurosos que nos enfrentan al sorprendente poder metafórico que el artista logra desatar cuando plasma sus visiones más íntimas en torno a las variaciones o propiedades de la luz, el color, el espacio, el tiempo, la forma y la materia.

En «Tiempo-Objeto» Minelli opta por una estética de la fascinación. Aquí estamos ante un nuevo objeto luminoso (el cuadro) que se justifica o legitima, precisamente, por su autenticidad. Por su unicidad como hallazgo estético. Por su autonomía simbólica. Por la gracia, la vitalidad y el enigmático atractivo de su estructura y esplendor internos.

Asimismo, en estas pinturas recientes, Berge Minelli se abisma en sus mejores instintos expresivos, implicando su práctica una ardua e ineludible intuición, una efusiva irresponsabilidad para transfigurar. Así logra imágenes evocadoras de objetos, recintos y espejismos metatemporales. Imágenes de una integridad cromática paradisíaca.

Imágenes mutantes, donde lo efímero puede tornarse inmenso e infinito. Imágenes sin pretensiones de verdad o apariencia, como si fueran extractos visuales de una experiencia místico-cotidiana. Reflejos espirituales. Superficies de extraña e inagotable capacidad imagética en las cuales minimalismo y monocromía disparan su plenitud de significado.

Roberto Ramírez, artista versátil y activo promotor del arte caribeño contemporáneo, radicado en San, Juan Puerto Rico, desde hace una década, señala nos advierte sobre los uútimos trabajos del expositor que: «El camino escogido por Berge Minelli para desplegar en la pintura su lectura del mundo, responde a una sensibilidad expresiva que transita por vías de una armonía reflexiva. Discurso articulado dentro de una atmósfera misticista y sicologista. En este camino toma distancia del paroxismo sintomático de la postmodernidad, profetizado con claridad por Filippo Tommaso Marinetti, cuando dijo en el Manifiesto Futurista: «Vendrán contra nosotros nuestros sucesores».

Estas obras invierten ese sentir y buscan el rescate de los sucesores, mediante una mirada detenida al presente; se mira ese presente espacio donde se ejecuta la vida, momento en el que todo se cristaliza y por donde debe pasar la construcción de un mundo mejor.

Cada obra es multiplicidad de tonalidades, diversidad sin fragmentación, los espacios cercanos se unen para enriquecerse, y el conjunto subordina los componentes evitando estridencias y generando un coro armonioso. Unidad en la diversidad. Diversidad de la unidad. Ser una y uno con el universo, es permitir que el universo se manifieste dentro de nosotros, posibilitando que nuestro interior se llene de armonía: en este sentido la obra de Minelli es un retrato del alma humana, los espacios abiertos descorren los velos permitiendo una comprensión integral, pero la integralidad se pierde si se niega la existencia de uno de lo componentes. El equilibro es perfecto cuando lo abarca todo, y cuando se logra, la armonía se manifiesta y se hace eterna, y este momento se produce cuando la obra recibe la última pincelada».

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