A partir de mañana, el alcalde electo del Distrito Nacional, David Collado, inicia su compromiso endosado en las urnas el pasado 15 de mayo con retos no pequeños, que él sabe a priori, con el respaldo del gobierno del presidente Danilo Medina que lo catapultó, el electorado y el consorcio más poderoso del país.
Luego de 14 años en la poltrona de la alcaldía más importante del país, el hasta hoy alcalde Roberto Salcedo traspasa a su sucesor un legado de caos, pésima administración y manifiesta incapacidad para resolver los apremios más sentidos de sus munícipes, que por su anomia debiera ser conducido al banquillo de los acusados.
El Distrito Nacional es el perímetro más importante de RD, donde se asienta el Ejecutivo, Legislativo, Judicial, todos los ministerios, matriz de todos los bancos inclusive el BC, los grandes mall, matriz de grandes supermercados y tiendas, embajadas y consulados, Teatro Nacional, Bellas Artes, Policía, es la imagen del país y lo que somos.
Roberto Salcedo Gavilán como se hace llamar este doble cómico de alcalde, endosa de manera irresponsable a su sucesor miles de espacios públicos copados de vendedores, los más haitianos con mesitas de frutas; miles de palomos limpiavidrios; caos de desorden y mugre en los mercados; miles de registros a desnivel; todas las alcantarillas sin rejillas para evitar paso de sólidos a las cloacas: miles de charcos de agua cuando cae una llovizna; caos del tránsito vehicular; ni un relleno sanitario, ni un parqueo público, todo sin resolver en 16 años, un desastre municipal.
David Collado debe y tiene que superar ese fardo infame de ineficiencias, vagabunderías y anomia, y devolverle a los munícipes calidad en los servicios que disfrutamos en las eras de Trujillo y Balaguer.